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.. EDITORIAL.
..¿País en vías de desarrollo o país subdesarrollado?
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El país sigue, llevado a hombros por lo mejor de su gente, caminando. Caminando hacia adelante.
Son personas, hombres y mujeres, que le dan a su trabajo de cada día, ideas, esfuerzo, ganas de mejorar. Ese trabajo puede tener una finalidad fundamentalmente individual o familiar: lo que buscan es que la propia familia se supere. Lo que buscan, mediante la ampliación de conocimientos y habilidades, es conseguir contar, no solo con el mínimo vital, sino con lo necesario para una vida digna: mejoran los espacios y medios de trabajo, mejoran la vivienda, se ocupan de la educación de su hijos, colaboran con los vecinos...Son multitud. Nos atreveríamos a decir que son la mayoría de los profesionales: médicos e ingenieros, administradores y arquitectos, obreros y campesinos, educadores y comerciantes... Ellos, entre escollos de dificultades, pero con empeño y dedicación, van consiguiendo crear una situación familiar a la altura de la entrada del siglo XXI. Con lo que logran para ellos mismos y para sus familias, hacen caminar al país. Gracias a sus esfuerzos, podemos decir que el Paraguay es un país EN VIAS DE DESARROLLO.

Están también los que ponen su esfuerzo, sea individual, sea, sobre todo, institucionalmente, al servicio de los demás, especialmente de los más necesitados. Con su empeño y su trabajo, llevan a las personas a quienes sirven, al crecimiento en su autovaloración y al aumento en su consideración de la dignidad todos. Preparan a las nuevas generaciones para que esa multitud de la que hablábamos, crezca y se afiance cada vez más. Son también muchos. Sus esfuerzos, muy principalmente, ponen al país EN VIAS DE DESARROLLO. Son luces en el camino al DESARROLLO.

Pero están también los intelectual y, sobre todo, moralmente subdesarrollados. Ponen sus esfuerzos en alcanzar bienes y servicios, más allá de lo necesario, a través de servilismos clientelistas, de apoyos prebendarios y de la utilización de los bienes del Estado al servicio de sus intereses personales o de grupo, del crecimiento económico mediante la corrupción. Con lo que hacen y lo que logran, hacen que el país sea y sea visto, como país SUBDESARROLLADO. Como un país al que la calificación de PAIS EN VÍAS DE DESARROLLO, no le corresponda más que como eufemismo destinado a ocultar la verdadera realidad. Por desgracia esta clase de gente, también forma una multitud, si no mayoritaria, sí con peso en la vida del país.

En los momentos en que vivimos, se tiene la sensación de que esta gente, con todas las excepciones que se quiera y que de hecho se dan, ocupa, en todos los niveles, la maquinaria del Estado y los aparatos de poder de los partidos políticos.

Esta sensación, que además de ser mayoritaria es creciente, es algo realmente preocupante. Nuestra política y nuestro Estado funcionan y son vistos por nosotros mismos y por los de fuera, como SUBDESARROLLADOS. Eso hace que el pueblo vaya perdiendo su confianza no solo en los Partidos y en quienes los dirigen y gestionan, lo cual es grave si queremos vivir en democracia, sino, lo que es más grave todavía, en las instituciones republicanas.

Nuestro pueblo, en la gesta de marzo, demostró al mundo que quiere vivir en una democracia institucional... Siete meses después, pareciera estar desengañado. ¿Quién tiene la culpa de ese desengaño?

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