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El Camino De La Unidad

LA ANTIGUA SABIDURÍA Y UNA COSMOVISION DESDE EL PUNTO DE VISTA MODERNO.

El tema de la antigua sabiduría desde el punto de vista moderno, puede y debería discutirse desde diversos ángulos y con diferentes perspectivas.
Deberíamos tal vez dar un bosquejo de la sabiduría tal como la comprendemos, pero empleando para su mejor comprensión una terminología moderna.
Deberíamos también sostener algunas de las antiguas tesis con citas de estos últimos tiempos, que nos muestran como las verdades proclamadas por los videntes y sabios de la antigüedad encuentran eco y amplia manifestación en las instituciones de los poetas y otros que hablan en el lenguaje del espíritu, en épocas relativamente recientes.
Veríamos también, cuan asombrosa es la afinidad entre algunas ideas del pensamiento científico avanzado de hoy, y ciertos conceptos de las primeras manifestaciones de la metafísica, pero siempre disimulados en alegorías o parábolas cosmológicas.
Sería también una empresa provechosa examinar en sentido crítico las tendencias de la mente moderna según se reflejan en sus reacciones a las antiguas ideas y estudiar el cambio de mentalidad desde los tiempos antiguos a los actuales.
No creo necesario exponer aquí ninguno de esos dos caminos, sino que creo que debo ocuparme de las diferencias esenciales entre la apreciación antigua y la actual, de lo que puede denominarse un conocimiento básico del universo al que estamos ligados inexorablemente.
El carácter de esa diferencia conviene decirlo ya de entrada, no es de mero contraste sino que es un complemento.
Lo que llamaríamos la Antigua Sabiduría, que los científicos tratan de comprender hoy en día, y procuran hacer comprender, y proclamar bajo distintos términos no se basan en la antigüedad de la doctrina; la palabra antigua encierra la significación de la sabiduría acumulada a través de las edades, probada y experimentada en el tiempo.
Conserva todavía su atractivo, y su valor para las mentes que consideran la experiencia humana en total y en todas sus formas diversas y le encuentran la misma validez que tuvo para los hombres de las épocas anteriores.
Uno de los objetivos de los analistas en general, es el estudio comparado de las religiones, de las filosofías y de las ciencias.
A eso podemos muy bien agregar las concepciones intuitivas de los artistas en todas sus variedades y todos los principios que demuestran tener valor en la vida práctica de la humanidad.
Considerando por el momento solo las religiones, como factores que han ejercido sobre las grandes masas una influencia más profunda y relativamente más continua que los otros, las verdades que son más importantes, desde el punto de vista de ese tipo de ciencia , son las comunes a todas las religiones, o a un número de ellas, o las que lleven a la realización de una síntesis comprensiva.
Si la antigua sabiduría es un conglomerado de verdades universales imperecederas, debe tener su valor y aplicación en las condiciones y tiempos actuales.
Es una sabiduría antigua al par que siempre nueva, de encanto e inspiración perenne, siempre vigorosa y siempre creciente, porque la naturaleza misma se cultiva y desarrolla.
En todo esto porque es una sabiduría objetiva, producto del auto conocimiento aunque su aplicación objetiva vaya a la conducta y las relaciones humanas.
Es la sabiduría que surge de todos los contactos y experiencias humanas que se producen en la vida.
El mundo moderno y de igual modo todo el universo considerado desde el punto de vista actual, presentan, tanto en lo más grande como en lo más pequeño un cuadro más amplio, variado y detallado que el que tenía por delante el hombre común de los tiempos antiguos.
Esto es lo que vemos, ya sea que consideremos las condiciones de vida de nuestro globo, las teorías y conocimientos astronómicos, la constitución de la célula, de la molécula y del átomo o la clasificación y evolución de las diversas especies biológicas.
Sin embargo en el hombre, la conciencia que contempla el cuadro, permanece como siempre.
Los problemas humanos que comprenden sus motivos, pasiones, emociones y relaciones, no difieren de los de antes.
La naturaleza de la conciencia humana que entra en la cuestión de lo que la sabiduría representa, el problema de la comprensión verdadera, es esencialmente lo mismo.
Las experiencias de hoy, pueden ser más numerosas, más rápidas, más complicadas; sin embargo, fundamentalmente, en lo que constituye el placer y la pena, el afecto y el desvío, la esperanza y el temor, la frustración y el desengaño, se presenta a la conciencia humana como un todo igual e inamovible.
El mismo tipo de material que se utilizaba en las realizaciones que ocurrían en la sabiduría de los antiguos, y de los muy antiguos.
La sabiduría centrada en torno al sujeto, al experimentador, distinguiéndola del objeto o universo, el experimentado, no puede cambiar.
Esa sabiduría podría tener una amplitud distinta y una aplicación diferente en las condiciones actuales, con una manifestación más visible en el conocimiento más extenso que poseemos, pero alienta el mismo espíritu y nuestras idénticas condiciones que antaño.
Es la causa que los grandes Maestros del pasado hallaban en su tiempo, es siempre verdad y continúa siendo de la misma profunda importancia, sin haber perdido su eterno poder para guiar e inspirar.
El punto de vista moderno, en su aspecto más característico es científico, racional, y se basa en hechos y leyes examinados y comprobados; en observaciones de naturaleza material, desechando la imaginación, para lo que no sea la formación de la hipótesis práctica.
Es un punto de vista práctico, adecuado al mundo de ahora y esencialmente objetivo.
De suerte, que si la antigua sabiduría ha de acomodarse a este moderno punto de vista, no debe oponerse a los hechos y leyes científicas, hechos que desde ciertos puntos de vista son válidos como experiencia en un cierto nivel y leyes, si ellas son verdaderas y no simplemente suposiciones o tanteos.
Ni puede la antigua sabiduría dejar de relacionarse con este conocimiento inferior, sino que debe comprenderlo para que haya unificación o fusión de lo superior con lo inferior, de la misma forma que hay correspondencia entre un hemisferio superior y otro inferior.
Cuando distinguimos lo subjetivo de lo objetivo y buscamos de complementar lo uno con lo otro haciendo uno de ambos, surge la pregunta de cual es el objetivo a que nos estamos refiriendo.
La palabra significa, por supuesto, no simplemente lo imaginario, sino lo que pertenece al sujeto o conciencia, cuya naturaleza es la base de la apreciación que completa el conocimiento de lo externo, lo superficial, lo aparente: el objeto.
La conciencia del yo, es subjetiva, del mismo modo que son subjetivos, el pensamiento abstracto y el establecimiento de las relaciones que llamamos pensamientos y razonamiento; lo mismo que todo sentimiento incluyendo las sensaciones.
Quien se acerca a la metafísica, como son los poetas, los místicos, los artistas, todos ellos trabajan con algo que es una verdad o una experiencia subjetiva.
Pero también en ellos la experiencia subjetiva está en gran parte ligada al conocimiento y a las estímulos objetivos.
Tiene que existir una experiencia subjetiva que esté más allá de nuestra experiencia común diaria.
Pero las emociones y pensamientos de un poeta o de un amante de la música tienen una base objetiva, según podemos apreciarlo, aunque esa base pueda estar constituida a veces por impresiones acumuladas en la memoria.
Uno podría preguntarse con todo derecho, hasta donde un experimento subjetivo, en relación a un objeto evocado por una expansión invisible del mismo objeto, constituye una idea que lo trasciende, es decir de naturaleza subjetiva.
La ciencia no abarca todo lo existente, aun si se tratara del universo material
Llega hasta a admitir que lo que se observa no es sino solo la apariencia, lo cual es únicamente la representación de la realidad.
Viendo el abismo que existe aun en los fenómenos ordinarios apreciados por los sentidos, entre el efecto subjetivo y su causa objetiva ( la sensación y las vibraciones por ejemplo ), vuelvo a preguntar quien puede negar con certeza que la impresión subjetiva pueda ser un intérprete más fiel que la exposición objetiva.
De suerte que si la antigua sabiduría. ha de acomodarse a este moderno punto de vista, no debe oponerse a los hechos y leyes científicas, hechos que desde ciertos puntos de vista son válidos como experiencia en un cierto nivel y leyes, si ellas son verdaderas y no simplemente suposiciones o tanteos.
Ni puede la antigua sabiduría dejar de relacionarse con este conocimiento inferior, sino que debe comprenderlo para que haya unificación o fusión de lo superior con lo inferior, como la ley entre un hemisferio superior y otro inferior.
Cuando distinguimos lo subjetivo de lo objetivo y buscamos de completar lo uno con lo otro haciendo uno de ambos, ¿cual es el subjetivo a que nos referimos ?.
La palabra significa, por supuesto, no simplemente lo imaginario, sino lo que pertenece al sujeto o conciencia, cuya naturaleza es la base de la apreciación que completa el conocimiento de lo externo, lo superficial, lo aparente: el objeto.
La conciencia del YO es subjetiva, del mismo modo que son subjetivos el pensamiento abstracto y el establecimiento de las relaciones que llamamos, pensamiento y razonamiento; lo mismo que todo sentimiento, incluyendo las sensaciones.
El metafísico, el poeta, el místico, el artista, todos ellos trabajan con algo que es una verdad o una experiencia subjetiva.
Pero, también en ellos la experiencia subjetiva está en gran parte ligada al conocimiento y a los estímulos objetivos.
Tiene que existir una experiencia subjetiva, que está más allá de nuestra experiencia común diaria.
Pero, las emociones y pensamientos de un poeta o de un amante de la música, tienen siempre una base objetiva, según podemos apreciarlo, aunque esa base puede estar constituida a veces por impresiones acumuladas en la memoria.
Uno podría preguntarse con todo derecho, hasta donde un experimento subjetivo, en relación a un objeto evocado, por una expansión invisible del mismo objeto, constituye una idea que lo trasciende, es decir, de naturaleza subjetiva.
La ciencia, no abarca todo lo existente, aún si se tratase de solamente del universo material.
Llega hasta admitir que lo que se observa no es sino la apariencia, la cual es únicamente la representación de la realidad.
Viendo el abismo que existe aun en los fenómenos ordinarios apreciados por los sentidos, entre el afecto subjetivo y su causa objetiva, ( la sensación y sus vibraciones, por un decir ), también suelo preguntarme, quien puede negar con certeza que la impresión subjetiva pueda ser un intérprete mas fiel que la exposición objetiva de la causa.
Si nos damos cuenta de esto, no deberíamos ir mucho mas lejos, para poner en su debido lugar al tipo de pensamiento o de experiencia que se relaciones con la filosofía, el misticismo, la religión, no con ninguno de ellos en particular, sino con el tipo de realización que cada uno de ellos implica.
La concepción Teológica , se apoya sobre la base de que lo subjetivo o mundo de la conciencia, y la conciencia, y lo objetivo o mundo de la materia, no se contradicen el uno con el otro, sino que se funden uno dentro del otro por gradaciones que constituyen los grados de una polaridad fundamental, que ya antiguamente se denominaba Espíritu y Materia.
Esta polaridad, es la que construye el edificio material y trata de destacar las manifestaciones, poniendo en evidencia los resultados de la fusión . que anteriormente mencioné, etapa por etapa y plano por planos.
Así salen los diversos planos o mundos que de acuerdo a este tipo de ciencia del espíritu son siete, como los colores del espectro o las notas de la escala musical, porque la naturaleza en si misma es septenaria en sus sistemas y manifestaciones.
De acuerdo a todo lo que he estado exponiendo, si bien a primera vista son solamente cuestiones simplemente teóricas, no debemos de dejar de tomar conciencia que en realidad son verdades probadas parcialmente, y por lo demás, legítimamente deducida por todos aquellos que han realizado investigaciones empleando los medios adecuados, que no es mi caso, por cuanto no los tengo disponibles, hay en cada plano, una diferencia, una gran diferencia entre lo subjetivo y lo objetivo:, en cada plano siempre veremos una manifestación dada, que es distinta de las demás, por su calidad, fuerza y modo de actuar; en cada plano, y se encuentra constituida de una manera diferente y muestra propiedades distintas de la que manifiesta en los demás planos.
Sin embargo, a través de estas gradaciones , la sabiduría en que se basa la Antigua Sabiduría, o más bien dicho, el conocimiento que subyace en ella percibe un hilo, que denota la unidad, y carácter de su única construcción trascendental, y cuya constitución debe concebirse como análoga a la constitución básica de la conciencia, cosa fácil de constatar en la etapa humana de la niñez .
La unidad que proviene por así decirlo, del polo espiritual de la naturaleza, se individualiza en la dimensión del tiempo y del espacio en innumerables formas, siendo cada forma la raíz de una individualidad en el más sutil de los planos, que perdura por un período de tiempo inconcebible, por la sutileza o levedad de esa clase de sustancia, asimilada a la constitución del principio de la vida, y al mismo tiempo, por el hecho de que el tiempo, en ese plano para nuestras conciencias, debe tener necesariamente una duración adecuada a la capacidad de su experiencia, una forma de ser medido completamente distinta de la que empleamos aquí abajo con nuestra conciencia pesadamente cargada y sumamente limitada.
De este modo surgen innumerables entidades vivientes, que se hacen manifiestas en cada uno de los planos sucesivos que están por debajo de ese primer plano, pero cayendo, en cierta etapa del descenso, en una materia incapaz de conservar las formas, mas allá de un período de tiempo limitado , por su densidad, y su aspecto desvitalizante, que es causado por la separación entre el espíritu y la materia, que ha llegado a ser preponderante.
De este modo surgen los mundos de las formas perecederas, en los cuales, la reencarnación es Ley, porque el Ego, relativamente permanente, tiene que pasar por el experimento de la separación y superarlo.
Cada una de las formas de este mundo separatista tiene que perecer no solo porque está constituida por materia demasiado densa, cuya finalidad es separar y desintegrarse después de un tiempo, sino que por la muerte de las formas particulares las nuevas especies reemplazan a las viejas y de esa forma, avanza la evolución.
Todo esto es hipotético, excepción hecha por los testimonios de los videntes y se basan casi exclusivamente en elementos analógicos, presunciones plausibles y en tener la suficiente capacidad de pensamiento para comprender los hechos que puedan averiguarse y que puedan también tener alguna validez.
Todo lo que se manifiesta como hecho realizado interiormente o cualquier seguridad que se tenga en el reino subjetivo, tiene que ser hipotético necesariamente.
Solo puede juzgarse por la apariencia de razón que ofrezca, por su concordancia con los hechos objetivos y su valor pragmático.
La antigua sabiduría en su aspecto filosófico, se centra, en torno al hombre y al Supremo Arquitecto del Universo, abarcando toda la naturaleza, los dos focos de la elipse: el hombre y G.A.D.U. fundiéndose más tarde en un centro, cuando la elipse se transforma en un círculo y el hombre se torna todopoderoso, o semidiós.
La Antigua Sabiduría, considera a los tres, Hombre G.·. A.·. D.·. U.·. y Naturaleza, no como entidades separadas, sino como una en esencia representando los tres aspectos de una realidad, siendo la naturaleza y G.·. A.·. D.·. U.·. las partes objetivas y subjetiva respectivamente, y el hombre, el lazo de unión entre ambas, ya que él, es parte de la naturaleza y parte del G.·. A.·. D.·. U.·. obrando como una entidad individual evolucionante que forma parte del proceso evolutivo de la naturaleza y desarrolla el aspecto de Dios.
Siendo lo uno y lo otro, y estando en medio de ambos, el Ego inmortal, sin egoísmos, tiene su residencia en los planos medios que equidistan de los polos superior e inferior y que implican lo más denso y lo más sutil, el plano más cercano al origen que es también el plano al que todas las cosas regresan y a su vez el que está mas alejado.
Mas arriba del plano ocupado por el Ego, están los planos ocupados por la luz del Espíritu y debajo de ese plano están los que corresponden a las cualidades, y las leyes mecánicas de la materia.
Como una entidad evolutiva el hombre, corporiza una parte de si mismo en una serie de personalidades transitorias, cada una de las cuales, en virtud de la ley de afinidad y por obra del mecanismo sutil de la naturaleza, transmite a la que le sucede la simiente de las cualidades, capacidades, tendencias, y rasgos que ha desarrollado y heredado como fruto de todas las experiencias pasadas.
El progreso de esta corriente espiritual o corriente de conciencia, obtenidas por las personalidades sucesivas, se realiza por un medio, que ella establece por sí misma y la naturaleza a cada paso a darse en la senda se determina solamente por las fuerzas liberadas anteriormente por la entidad que va progresando por las reacciones de la naturaleza a las mismas.
Las verdades de la Antigua Sabiduría pueden establecerse y resumirse de varias formas, pero, sea cual sea el ángulo del que prosigamos, llegaremos a una cierta verdad, o principio que solo puede experimentarse o enunciarse dentro de uno mismo, y esto es lo que diferencia a la ciertas ciencias de otras que no abarcan esa inmensidad del yo interior.
Si este algo, que es trascendente, se concibe como el Principio de la Vida, que desciende hablando en sentido figurado, de la cúspide de la base del universo, concebido como una construcción de la materia en todas sus gradaciones, mezclándose y complementándolo en sus propiedades y cualidades, es una idea que la ciencia, partiendo desde abajo y alcanzando una altura muy pequeña del edificio, siquiera una parte de la planta baja, diremos, no puede negarlo positivamente en referencia a la naturaleza de las cosas.
La idea, si se aceptara, nos daría el todo completo de lo que percibimos, ligándonos a todos, convirtiendo en luz, todo lo que el espíritu transforma, todo lo que es materia, y vuelve todo el conjunto en una idea divina materializada, materializante a su vez por su propio poder inherente, una idea que he concebido siempre, como que está allí condensada, toda la lógica, la armonía, el color, la fascinación y la poesía que el hombre busca en las formas superiores de su pensamiento, de su experiencia y de su expresión.
Desde que Espíritu y Materia, están siempre juntos, y solo la polaridad entre los dos es la que varía en los distintos planos de la materia, desde que el espíritu significa conciencia, propósito y potencialidad, y la conciencia están en todas partes, desde el punto de vista de la filosofía que sostiene la unidad de todas las cosas se diferenciarán a medida que cambie la polaridad con el transcurrir del tiempo, y a eso lo denominaremos, evolución.
El conocedor acrecienta su capacidad o conocimiento ( o acrecienta la realización de su propia naturaleza que es el conocimiento ) , y en todos los casos, incluyendo la materia misma, se transforma, es decir, evolucionan por el cambio de laxidad que viene a ser la autorrevelación del Espíritu.
Mientras tanto, los que ven la naturaleza espiritual que subyace en las cosas materiales, con las que se ha fusionado, y las ven desde adentro, sin saber no obstante cual es el mecanismo que las mueve, son ellos los profetas, los videntes, los clarividentes, etc.
Esta ciencia del conocimiento interior, definida en palabras que ponen de manifiesto nuestra limitada experiencia, no puede revelar la naturaleza interna de las cosas, que es infinita y variada.
Pero, nos dice que existe tal naturaleza interior de la cual tenemos muestras en nuestras experiencias diarias, y superiores, y esta naturaleza proveen un principio que es la Unidad.
Esta naturaleza que solo se nos revela en parte, pertenece también a la materia y a sus debidas formas, pero, potencialmente, aunque en cada forma hay un indicio del aspecto de las cosas que vendrán.
El punto de vista de la Antigua Sabiduría es el centro, y la Ciencia moderna explora la circunferencia; más no puede haber oposición entre el centro y la circunferencia.
La Ciencia se ocupa de la corteza exterior del todo que constituye la realidad, y ha encontrado razones para creer que hay de lo que sospechamos detrás de los fenómenos que observamos.
Muchos estudiosos eminentes de la ciencia en todos sus campos, encuentran en nuestro conocimiento actual de la naturaleza, motivos muy razonables para presumir la existencia de una Inteligencia Creadora subyacente en los procesos naturales.
Porque en esos procesos, que solo parcialmente se han descubierto, hay designios y propósitos pero tan bien disimulados, que todo lo que ocurre, pareciera que sucediera por sí mismo.
En otras palabras, la obra de Dios, están en todas partes, mostrando un toque sutil, pero, EL no está en ninguna excepto en la conciencia del que lo busca.
La Antigua Sabiduría, tomando como base lo ideal, y no lo empírico, ha procedido por deducción y no por inducción; el movimiento desde arriba es esencialmente complementario del movimiento que se realiza desde abajo y que caracteriza el moderno método del progreso.
Esta ciencia procura sintetizar a entrambos, por cuanto no es más que la Sabiduría Antigua con ropaje moderno.
Siendo esta ciencia del conocimiento por esencia la Sabiduría, trata de hallar en todo lo que hay en la naturaleza, aquel origen en el que está la fuente de toda creación, el germen de ese impulso continuo que partiendo de un centro que está colocado infinitamente arriba nuestro y va descendiendo paso a paso, hace marchar todas las cosas, y con el tiempo, en virtud de su propia naturaleza y de la dirección de la fuerza que la imparte, llevará a todas las cosas a un fin común. Antiguo y Moderno, son términos contrastantes; también lo son, sabiduría y conocimiento, por lo menos, esa clase de conocimiento extensivo y en un sentido literal, superficial, que moldea considerablemente la mentalidad de la época actual.
Mas, ni el uno ni el otro pueden estar separados.
El universo tiene profundidad y extensión y lo mismo sucede en la manifestación de la conciencia humana, la que en el transcurso del tiempo, desarrolla una compenetración co extensiva con el universo y puede modelarse sutil y perfectamente en cualquier forma viviente dentro de sí.
Desde el punto de vista ocultista, es decir, desde el punto de vista interno, nada está privado de vida, lo que ocurre en realidad es la reunificación de lo activo, y de lo pasivo en la fusión de la vida con la vida, de la conciencia con la conciencia, siendo la vida un estado inseparable de la conciencia.
Cuando observamos la manifestación de la vida desde afuera , vemos la forma que la aprisiona, y el contenido de esa misma forma, es la vida, que en cada forma individual tiene una cualidad de conciencia, cuya comprensión es esa percepción subjetiva sin la cual la percepción objetiva, no es sino el bosquejo de la apariencia.
Conocer la cualidad de una cosa es algo distinto de un conocimiento de sus propiedades externas y cuantitativas.
La Sabiduría, para lograr sus fines, debe alcanzar las verdaderas relaciones entre las cualidades y las formas de percepción externa, cuyo estudio en el pasado, dio tanta importancia a la Geometría y a la Ciencia de los Números.
Necesitamos conocer, no solo la relación entre las cosas, apreciándolas, por sus efectos exteriores, sino también las cosas en si mismo.
La inteligencia humana encierra las facultades que le permiten apreciar las dos formas de percepción.
En la fusión de ambas, lo que presupone una sensibilidad exterior despierta, está esa comprensión perfecta, que, desde el punto de vista de mi observación, es tanto interna, como externa, siendo en consecuencia y como conclusión lógica, fundamentalmente actividad del alma.

Angel Perez Pardella Luchessi.

Director
Luis Martin Cuenca Legal
Redacción
Raul Inchausti V. y todos los HH. que integran la Augusta y Respetable Logia Federico el Grande N°3
Colaboradores
Agustin Perez Pardella
Arnaldo Frutos
Angel Sonne Acht
Angel Perez Pardella Luchessi
Diseño Tapa
Eduardo Daniel Perez
Carlos Francisco Crichigno Peralta
Carlos Jose Palacios
Composición, Diagramación, Armado y Corrección
Feliciano Delgado

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