Una Principal Disposición De Ánimo.
Esta proposición va dirigida a todos los queridos
hermanos del universo, a todos esos seres que, al elevar
su espiritualidad, han roto los duros moldes que los mantienen
en forma muy egoísta petrificados en fórmulas
que no conducen a ningún destino, por amplio que
sea el camino que se encuentren transitando, y va también
mi mensaje con profundo afecto a todos los pioneros de una
futura humanidad que ya se está entreviendo para
el futuro.
También va en camino a todos los entusiastas buscadores
de la verdad, a aquellos de exquisita sensibilidad que les
hace sentir los dolores ajenos, no para llorar juntos, sino
para transformarlos en momentos de alegría.
Va a todos los jóvenes del alma que sienten dentro
de sí, activa y radiante la energía creadora
ansiosa de manifestarse en diversas actividades, dentro
de lo que es el arte, la belleza y el camino de la perfección
humana, y en el trabajo de la perfectibilidad de los elementos
de la naturaleza.
Todos sabemos que hay muchos seres nobles que aspiran más
a las perfecciones del alma que a la burda satisfacción
de su entidad material, y ello lo notamos a cada paso que
damos en el tránsito de cada instante de nuestra
vida.
Tal vez esta lectura sea adecuada a aquellos, que habiendo
despertado en su interior ciertas divinas facultades, ya
se encuentran listos para encauzar a la humanidad, o a su
vecino de al lado, hacia la perfección, que es el
camino de la felicidad, a la fraternidad, cuyo objeto en
primer término, es formar un núcleo de pensamiento
fraternal y universal, que nos haga a todos, ciudadanos
del mundo, sin distinción de credos, sexo, casta,
color o posición social.
En segundo término, ayudarnos entre todos a fomentar
el estudio comparado de las religiones, filosofías
y ciencias de la vida, como metas posibles de la dignidad
y de realzar la calidad de esa vida misma, como un objeto
principal.
Y en tercer término, trabajar intensamente investigando
las leyes inexplicables de la naturaleza circundante, y
la naturaleza humana, y por consiguiente los poderes latentes
que cada ser encierra en su templo interior.
No deberíamos olvidar, que los dos últimos
requisitos solo son auxiliares del primero, lo justifican
más y lo hacen cabeza de conocimiento.
Para llenar el primer objeto, se considera tanta más
rica la reunión, cuando los temas están impregnados
de un fin de carácter puramente espiritual, porque
eso complementa y completa, una mayor diversidad de criterios
entre los miembros pensantes, y por supuesto, acerca de
los temas que deben ocuparnos en estas reflexiones que hacen
a la esencia del ser fundamentalmente espiritual.
Además, debemos tomar en cuenta las variadas características
individuales que se encuentran agrupadas y que hacen que
se destaquen con más profundidad, las diversas virtudes
que adornan a cada uno de los asistentes..
Como entre nosotros no hay dogmas, no determinamos quien
es hereje y quien no, y ello es lo que hace que nuestras
miradas sean dirigidas siempre al ser humano, descubriendo
en él, a un hermano , algo que es parte del todo
llamado humanidad; que vive en nosotros mismos en apariencia
diversa, en virtud de la cualidad ilusoria de la materia.
Todos sabemos que la fraternidad no es una cualidad que
se busca, no es virtud que se admira, sino que es un hecho
real en el universo, que siempre se encuentra presente y
cada día se hace más manifiesto; por lo que
es un deber el fomentarla en todas sus formas posibles,
para que la humanidad en general, se sienta más cerca
de los portones de la felicidad.
La unificación, bajo todo aspecto, no es solo una
aspiración, sino que en virtud de los desencuentros,
es una necesidad urgente, que exige a todos los seres humanos,
esa gota de comprensión , amor y respeto que todos
los seres merecen.
Nos estamos moviendo dentro de un período crítico
en el que se ha iniciado ya el desquiciamiento del mundo
individualista antiguo, y este constante reajuste que todos
los días presenciamos y en todos los órdenes
de la actividad humana, esta crisis material, moral y espiritual
que afecta a todos por igual, no son nada más que
los esfuerzos que realiza la naturaleza por romper las barreras
que nos mantienen ilusoriamente separados a los humanos.
Donde podremos encontrar la luz que disipe todas las zozobras
y guíe a la nave de la humanidad a ese seguro puerto
de la felicidad que antes mencionamos.
Esa guía es la fraternidad; en la verdadera fraternidad
ampliamente comprendida y practicada, una fraternidad que
intensifique la caridad, y dentro de esa relevante labor,
aumente la protección, ayudando a olvidar hasta la
más leve sombra de egoísmo, de separación,
y nos lleve al convencimiento, de que todos somos una parte
de ese total denominado humanidad, y en todos somos uno
cuando nos sentimos iluminados por Supremo Arquitecto del
Universo.
Por esa razón, mientras haya una mujer oprimida,
un niño desvalido, un anciano librado a su suerte,
un hombre encerrado dentro de la ignorancia y la superstición,
la felicidad nos será esquiva a todos y en todos
los planos.
Debemos pensar que el bien de uno, es el bien de todos.
Nadie que se encierre en su orgullo o en el engreimiento
de la acumulación de muchos bienes de fortuna o destacada
posición o elevados grados, podrá substraerse
a las penas, mientras contemple injusticias en los demás.
Todos sabemos que todo se reduce a vibraciones, y si hay
seres que vibran negativamente a impulsos del egoísmo
o la crueldad, si hay personas que no vibran rítmicamente
por encontrarse como víctimas de la iniquidad y del
destino, esas vibraciones se hacen extensivas a los demás
seres del universo en los diversos planos, de lo superior
y lo inferior, haciendo que los pares de opuestos se choquen
entre sí, haciendo del desorden, más desorden
y de la iniquidad, mayor iniquidad, y allí es donde
la desdicha de la humanidad comenzará a enfrentar
los grandes problemas que lo encaminarán necesariamente
a reacomodarse y ver en el otro, al hermano, y a su vez,
ser hermano para el otro, conforme la sentencia de Francisco
de Asís.
En este nuevo siglo debemos pensar nuevamente en el famoso
cambio que ya los filósofos nos anticipaban y los
pensadores nos lo recordaron siempre, " no es que el
tiempo se acabe, sino que ignoramos que hay mas allá
del límite"...
Y para no vernos envueltos en la secuencia del dolor que
nos ocasionaría esa circunstancia, la fraternidad
universal es el remedio mejor elegido.
Para comprender la esencia de la fraternidad hay que volver
la mente hacia esas luces que irradian organizaciones como
la Masonería y la Teosofía , dos panaceas
que ayudarán a resolver parte de los problemas por
el gran poder unitivo sobre las desgracias, despertando
el interés por los bienes eternos y los valores verdaderamente
trascendentales, descorriendo los velos de materia que cierran
nuestra vista ante la unidad del todo en el todo, y ese
sería el faro manifiesto que iluminará el
lugar de amarre de la razón, frente a este desafiante
nuevo milenio.
Ello se basa inconmoviblemente en el más puro, elevado
y práctico amor, en un verdadero e impersonal amor,
es decir en el poder mayor de que por ahora está
disponiendo como una reserva el género humano para
su mejoramiento.
La Masonería, al fomentar este primer requisito de
fraternidad, su principal objetivo es hacer de esta escuela
de vida la meta de más seres humanos, que la decantación,
se produzca por acumulación y no por eliminación,
que la principal tarea que nos impone la Orden, se cumpla
al pie de la letra, y es aquella de trabajar por la propagación
del Rito en todos los lugares del mundo donde nos encontremos,
y de esa forma, entre todos acortaremos los caminos para
llegar con más celeridad a encontrar la verdad.
Ahora bien, para encontrar esa verdad tan ansiada y utilizar
la herramienta de la fraternidad, es preciso, trabajar intensa
y constantemente, aliviar los dolores de nuestros hermanos,
en la medida de la posible, fomentar lo bello en todo aquello
que nos rodea, y por sobre todo, despertar en la humanidad
circundante los más elevados y puros ideales.
Que cada persona manifieste de la manera mas elevada y perfecta
posible sus cualidades y virtudes características,
que se destaque vivamente en sus más puros trabajos
logiales, no para la satisfacción personal, sino
para más armonía del conjunto de hermanos
del taller , y verificar que la marcha, siempre vaya directamente
hacia el camino de la perfección.
Es imprescindible constituirnos en incansables trabajadores
y en honrados organizadores, en hombres de una voluntad
recia, que trabajemos constantemente y sin descanso en pro
del gran plan de evolución y perfección, que
tiene al hombre por centro y guía , y que siempre
clama que seamos sus colaboradores.
Que cada lacra social que descubramos, cada sufrimiento
que notemos, en cada incendio que se apague estemos al frente
en el clamor de ayuda y de serenidad para sobrepasar el
mal momento, así como toda nuestra intuición
sea capaz de sugerirnos una organización de cuerpo
y espíritu para borrar el horror y pintar siquiera
en parte el negro nubarrón del olvido por los desamparados
de hoy.
Constantemente lo repetimos, que la humanidad, necesita
urgentemente de hombres de buena voluntad que la guíen
en forma directa por el sendero que se le ha señalado.
Una Logia Masónica, debe ser siempre la mejor escuela
para producir esa clase de líderes, y si usted está
dispuesto a colaborar en esa noble acción de amor
y fraternidad, con toda seguridad mis hermanos, que la mitad
del camino ya ha sido recorrido.
Nuestra ignorancia y el apego que tenemos siempre a las
cosas viejas es el peso muerto que debieron arrastrar en
todas las épocas los grandes innovadores que promovieron
el avance de la civilización.
Nuestro deber en esta hora cero y ante el nuevo milenio,
y el desajuste de las computadoras, es cuando debemos sentir
muy a fondo, la idea de una reconstrucción general,
es prepararnos para no ofrecer resistencia a los cambios
que necesariamente deberán de venir.
Nada de lo que venga, podrá ser tan malo como lo
pasado en este siglo de tragedias en todos los horizontes.
No debemos temer de nada, porque lo bueno logrado a través
de la Masonería es un bien que no podrá perderse
jamás, porque ello ha sido estructurado, sobre la
base del amor y la fraternidad universal, que siempre se
asienta sobre los designios del Gran Arquitecto del Universo.
HENGUEL
SOLEM AJCH
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