LA JERARQUIA
Uno de los errores más grandes del hombre actual,
hijo de la sociedad contemporánea, es acreditar en
una supuesta igualdad totalmente ausente en la vida y la
naturaleza mismas, puesto que todos los "reinos"
y especies se encuentran perfectamente jerarquizados. Por
este expediente igualitario se niega toda posibilidad de
superación ya que se atribuye a los demás
la pequeña mediocridad del medio que se vive y encarna,
y las personales densidades y pesadillas que constituyen
la existencia individual de los que integran una sociedad
desacralizada. Se proyecta así una imagen de la propia
chatura sin tener en cuenta ni por un momento la experiencia,
la sabiduría, la edad, los estudios y los viajes
de otros con los que se pretende equipararse en una comparación
absurda que se produce por el hecho de "creer"
en una "igualdad" que es tomada como un auténtico
"bien" en sí mismo, y aun como un progreso
cívico y democrático.
Es común ver en pueblos y provincias que a las personas
que por algún motivo se destacan se les trata de
"mover el piso" o "serruchar el piso".
Esta última imagen es muy plástica: hay que
hacer "bajar el piso" del otro cuando no se puede
o no se quiere ascender a su nivel.
No hay mayor igualdad que aquélla que tenemos los
hombres, la de albergar la deidad en el interior de cada
ser, posibilidad que llevamos los seres humanos sin excepción
y que constituye lo que verdaderamente une. O sea la igualdad
ante y en el Ser Universal de la que todos los seres de
alguna manera somos partícipes, y la libertad de
lograr la fusión en ese Ser Universal que dio al
ser particular un Origen y un Destino común.
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