Libertad En La Civilizacion.
Cultura ciudadana.
El hombre es esclavo, no solo de la naturaleza y de la sociedad,
sino también de la civilización.
La libertad en la civilización cuando es desmenuzada
convenientemente en la esencia intrínseca que contienen,
suelen darnos muchas sorpresas a quienes estamos en el trato
y estudio de la sociedad.
No siempre nos hemos detenido a hablar de la rotura del
cristal tan frágil de la libertad, con la dura piedra
de la esclavitud.
Y es allí, donde se produce el desequilibrio en las
apreciaciones objetivas.
La existencia de la persona supone la existencia de valores
supra personales.
La relación de la persona con lo universal carece
totalmente de la famosa relación, persona, genética,
como elemento interrelacionado.
Desde el punto de vista que nos interesa en este momento
y en forma muy particular, es categórico, que lo
universal, se halle en lo individual de la misma forma que
sus atributos, cuando se analiza el problema, no como un
subproducto de la civilización, sino, como algo producido
por la experiencia cuantitativa, sino en la experiencia
de la cualidad primaria.
Lo universal, se halla, no en la esfera ideal supranacional,
sino en la persona, situada en el plano existencial, por
cuanto la persona es inseparable de su cualidad de amor
a la libertad y adversa a la esclavitud espiritual, y ajena
también ,inclusive, a los valores culturales.
La esclavitud, es la que en el orden moral, diluye el sentido
de la libertad.
Las tres características principales en ese orden,
son las mismas desde el principio de los siglos por cuanto
se vive la libertad, y se es esclavo del vicio y de las
pasiones, o en su defecto, el ser se posesiona en forma
total de ambos y pasa a ser amo.
Siempre he considerado, cuando hemos entrado a considerar
y analizar la calidad del adjetivo amo, que eso solo se
producía cuando había intercambio de bienes,
de ciertos bienes, que no iban mas allá de algunas
concepciones, pero, si hacemos el análisis a fondo,
de las actitudes del hombre enfrentado a ciertas situaciones
en colisión directa con sus verdaderas bases morales
y éticas, nos encontramos que el ser tiende a cambiar
en función de los vientos que soplan en ese momento
histórico de cada uno, y donde se vive aquello, que
este es el último tren que debo tomar, sin preguntarse
si lo debe tomar en plena libertad.
En esa respuesta, hay una tetralogía, que el mundo
simbólico nos permite que hagamos un viaje alrededor
y dentro de las pasiones, como elemento esclavizante, cuando
se constituye en amo, y se encuentra atado a esos mundos
interiores, es esclavo, y cuando se supera a ambos, y pasa
a ser factor de libertad, que es allí cuando superan
esos anacronismos, y se vuelve en todo sentido, libertario.
No debemos cansarnos nunca de insistir, que el hombre por
su propia naturaleza, es un ser contradictorio, y en conflicto
permanente consigo mismo.
El Ser, busca la libertad, a ella aspira sin cesar, y con
todas sus fuerzas, y, sin embargo ocurre que ese camino,
la mayor parte de las veces es el camino que lo conduce
a la esclavitud.
Se daría la rara coincidencia, que es libre con libertad,
y a su vez, esclavo sin libertad.
Ya Hegel en su " Fenomenología del Espíritu
", dejó sentada esa premisa de amo y esclavo
en la faz del espíritu.
Tratándose de amo y esclavo, no es en cuanto a categorías
sociales, sino en un sentido mucho más profundo.
Se trata, como ya lo estamos viendo de los diversos estados
de conciencia, en los cuales el interrogatorio de uno mismo
tiene vivencias muy particulares como el propio interés
en el discurso interior, que como juez nunca falla, pero
al que se le da muy poca participación en las decisiones
finales.
Los tres estados del hombre como ente de la conciencia,
que se corresponden respectivamente a lo que se puede designar
con los adjetivos que mencionamos anteriormente, que son
los de amo, esclavo y libre.
Hay correlatividad entre amo y esclavo, porque cuanto no
pueden existir uno sin el otro.
En cuanto al hombre libre, existe por sí mismo y
posee su cualidad propia, sin ninguna connotación,
con lo que le es opuesto.
El amo, es algo que solo existe en virtud de su correlación
con otro, en este caso, con el esclavo.
Pero, que pasa cuando hablamos del hombre que es esclavo
de sus pasiones y vicios ?.
Allí es donde comienza a notarse el sentido de pérdida,
como ya nos decía Juan Jacobo Rosseau en su tratado
sobre educación de Emilio...
El mundo de la esclavitud, es el del espíritu, enajenado
de si mismo.
La fuente de la esclavitud es la exteriorización,
en tanto que la libertad es un producto de interiorización.
La esclavitud procede siempre de la enajenación de
la naturaleza humana, y de su proyección al exterior.
Hasta el mismo Marx, reconoce muy bien e identifica esa
fuente de la esclavitud del hombre, pero, encarando el hecho
desde el punto de vista de la filosofía materialista,
y con ello, no hizo nada más y nada menos que legitimar
la esclavitud, y estamos siempre rondando la esfera del
espíritu, y aún no hemos tocado la parte que
habla de las demás esferas de decantación
que hacen a la sensación de esclavitud.
El hombre, y principalmente el intelectual no puede ser
manoseado, dejado de lado en sus inquietudes , porque allí
recobra su naturaleza espiritual, y se construye asimismo
se envuelve en su aureola de libertad, por cuanto fundamentalmente,
es un ser en goce completo de ella, porque es libre y se
ha liberado de la esclavitud a través de los diversos
procesos de neutralización de lo inferior, y la preparación
de su espíritu que actúa en libertad y en
la civilización.
Pero, aquí también, ese grado de libertad,
si lo miramos con lupa, es a veces, relativo, como lo es
todo lo humano.
Lo absoluto, en materia de libertad, no existe.
La libertad, en cuanto resultado de la necesidad, no es
una verdadera libertad sino apenas, uno de los elementos
de la famosa dialéctica de la necesidad, que nos
impone la civilización.
Una conciencia que exterioriza, que enajena, es una conciencia
de esclavos.
Si Dios es amo, el hombre es esclavo, si lo es la institución
religiosa, es ama, el hombre es esclavo, si la naturaleza
es ama, el hombre es esclavo si el objeto es amo, el hombre-sujeto,
es por su propia naturaleza, esclavo.
La esclavitud, tiende siempre a extenderse a todo, al conocimiento,
a la moral, a la religión, al arte, la vida, la política,
y lo social, y ella se esfuma cuando cesa la objetivación.
Pero la desaparición de la esclavitud, no acarrea
necesariamente su corresponsabilidad con la dominación,
que no es sino la contraparte de la esclavitud.
El hombre debe tender a convertirse en ser libre, y no en
amo, para no caer en lo dicho ya por los Griegos "
que el tirano, no era mucho más que un esclavo más
", si esclavizó a los demás, no hizo
más que esclavizarse asimismo.
Henguel
Solem Ajch
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