LA LOGIA DEL APRENDIZ
La Logia de los masones de nuestro tiempo es también
un "recinto sagrado" por ser en ella donde el
iniciando (casi todos los masones perseguimos la Iniciación
a lo largo de los diferentes grados, pero permanecemos como
iniciandos) ha de ejercitarse especialmente en la disciplina
que le permita acceder a un estado de conciencia superior.
Por ello, la logia o "taller" se "consagra"
mediante una ceremonia ritual.
Por encima del concepto material de "logia" situamos
el espiritual. Allí donde tres o más masones
se reúnen invocando la fuerza del Gran Arquitecto
del Universo, surge la Logia. El templo interior, que en
las enseñanzas iniciáticas se ubica en el
centro del corazón, proyecta la voluntad armonizada
de los Hermanos creando el espacio psíquico y atemporal
en que consiste una verdadera Logia o Templo masónico.
Recuerdo la vívida descripción que hacía,
poco ha, un muy querido Hermano recientemente pasado al
oriente Eterno, relatando sus experiencias en la Cárcel
Modelo de Madrid en 1940, durante la Gran Persecución.
"Nos hacíamos, comentaba Manuel López,
mandiles de papel de periódico e improvisábamos
los símbolos con tiza, como en los tiempos antiguos.
Los celadores de presidio mostraron siempre más respeto
por nuestras meditaciones de lo que podían imaginar
quienes nos perseguían".
Así pues, aunque existen en el mundo hermosos templos
masónicos de los más diversos estilos arquitectónicos,
en los que los rituales se desarrollan esplendorosamente,
el auténtico fulgor de una logia ES AQUEL QUE EMANA
DE LOS CORAZONES UNIDOS DE LOS MASONES OFICIANTES EN BUSCA
DE LA VERDADERA LUZ. Quisiera subrayar que en esta descripción
utilizo términos que pudieran parecer, a algunos,
meras figuras "poéticas". Lo cierto es
que cada uno de ellos alude simbólicamente a conceptos
muy concretos de la enseñanza iniciática que
pueden ser desarrollados hoy día, en cierta medida,
utilizando expresiones puestas "de moda" por la
investigación científica profana, igualmente
indescifrables para casi todo el mundo, pero que tienen
la ventaja de ser benévolamente escuchadas o leídas.
La palabra "logia" es de origen sánscrito
y, en diversas formas derivadas, común a casi todas
las lenguas indoeuropeas.
El recinto de la logia masónica es rectangular y
se ingresa en él por su lado Oeste, siguiendo el
modelo de los tiempos clásicos y a diferencia del
templo de Salomón, cuyo acceso se situaba al Este.
La entrada "este", en recuerdo de la de aquel
Templo, está representada en las logias por la abertura
central de la balaustrada que decora el espacio llamado
"Oriente", tras la que se encuentra el sitial
del Venerable Maestro de Logia.
La orientación Este-Oeste de los templos, independientemente
de dónde se emplace el acceso a los mismos, remonta
su origen al culto solar. El Sol, nuestra fuente de vida,
ha simbolizado siempre un aspecto de la inteligencia cósmica,
acumulada en los fotones de su ingente masa. Su "divinización"
por las civilizaciones clásicas de todo el planeta
no tiene otra interpretación de fondo, por más
que las teogonías religiosas, elaboradas sobre tan
elocuente simbolismo, hayan podido sofisticar el tema.
La luz solar, entrando por el Este al amanecer, iluminaba
el Dvir o Santuario del templo salomónico, subrayando
así el significado universal del mensaje contenido
en el Arca de la Alianza, en intención de los inspiradores
de aquella religión.
El acceso por el Oeste simboliza, en los demás casos,
la marcha "hacia la Luz" que penetraba por las
aberturas o ventanales que solían practicarse en
el muro Este de los Templos. Tal es el valor simbólico
retenido por las Logias.
La Logia (lonja) es el "locus" latino que designaba
un "lugar" del bosque, un espacio cubierto por
ramajes, considerado sagrado y en el que igualmente se desarrollaban
ceremonias rituales. Las logias masónicas dispuestas
para el trabajo de los aprendices, compañeros y maestros
masones solían tener sus muros pintados de color
azul..
La Masonería Simbólica recibe por ello el
nombre de "Masonería Azul".
Sin embargo, los rituales Escocistas consideran el color
rojo como el propio del Simbolismo Masónico.
Los aprendices ocupan sus puestos a lo largo del muro Norte
de la logia, simbolizándose con ello su provisional
distanciamiento del calor y luz solares, que concentran
su mayor intensidad en el "Sur", donde se sitúan
los compañeros y maestros (éstos opcionalmente).
La "germinación" iniciática hará
pasar al Aprendiz a los bancos del "Sur" tras
su período preparatorio, ayudados por la energía
que sobre ellos proyecten aquéllos.
Las logias "azules" son también llamadas
"de San Juan" , en recuerdo de la solemnización
ritual de la llegada de los solsticios de verano e invierno
que acostumbraban a celebrar los masones operativos.
Ambos Solsticios coinciden, aproximadamente, con las festividades
cristianas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista (junio
y diciembre) que las cofradías masónicas festejaban,
dentro del ambiente social en que se hallaban insertas.
De ello deriva también la costumbre de colocar sobre
el altar de la logia una Biblia abierta en cada Tenida.
Los diferentes símbolos que decoran la Logia merecen
un detenido estudio, pues cada uno de ellos encierra una
gran riqueza de analogías potenciales.
El conjunto de lo que podría considerarse decoración
de una Logia de San Juan o logia Simbólica, que es
el Templo o Taller en el que se reúnen los masones
de los tres grados, reproduce los símbolos utilizados
por éstos para el desarrollo de sus temas de meditación.
La meditación masónica no es tan sólo
filosófica, ya que, si nos atenemos al significado
etimológico de la palabra "filosofía",
observaremos que es el de "tendencia o amor a la sabiduría".
Ese talante no es sino una condición previa del masón,
sin la que sería imposible su iniciación.
La especulación en torno al "saber" no
siempre tiene como consecuencia el alcance del conocimiento,
que es la meta iniciática. Por otra parte, el Conocimiento
del Iniciado no es erudito, aunque la abundancia de datos
suministrados a la razón, que es su primera herramienta
de trabajo en el plano físico, pueda ser muy conveniente.
La Iniciación efectiva consiste en una toma de contacto
estable con lo que llamamos Inteligencia cósmica,
difícil de definir en términos "científicos"
profanos, aunque los avances de la Física nos estén
facilitando abundantes atributos de esa esencia última
en la medida en que seamos capaces de vincularlos con la
enseñanza transmitida por la Gran Tradición.
Las escuelas iniciáticas no confían a la "fe"
tal vinculación, a diferencia de las religiones positivas,
sino que consideran al Hombre ideal (Adán Kadmon),
capaz de "realizar" en sí mismo su "participación"
a través de un estado de conciencia alcanzable a
partir de determinadas premisas.
Los símbolos, como queda dicho, son "sistemas",
en cuya traducción a niveles íntimos ejercita
el iniciando su mente buscando las "resonancias"
intuitivas que, en un momento dado y en condiciones psíquicas
concretas, posibilitan un nuevo tipo de percepción.
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