NO POR MUCHO MADRUGAR
Uno de los temas en los que se hace hincapié en el
recorrido iniciático es el de los enemigos ocultos,
es decir en aquellos que no son evidentes para el aprendiz,
o que se disfrazan aparentando virtudes, cuando no son sino
formas del hombre viejo y graves enemigos en el camino del
Conocimiento. Muchas veces suelen presentarse con el ropaje
de lo moral y lo oficialmente admitido como virtuoso y hasta
"religioso", a lo que graciosamente denominan
"tradicionalismo". Otra de las desagradables maneras
en que suelen presentarse estos demonios, directamente asociada
con la que acabamos de mencionar, es el hecho de suponer
una virtud el despertarse temprano por las mañanas,
especialmente en las grandes urbes, donde el cuerpo ha perdido
toda conexión con los ritmos de la naturaleza. Este
hecho completamente normal es tomado por individuos simplones
como una gran cosa, ejemplo digno de ser emulado, aunque
deba imponerse por la fuerza, como en el caso de los internados,
cárceles y cuarteles. Aunque por cierto no se toma
en cuenta que estos 'madrugadores' se levantan para echar
leña al fuego de la máquina de la sociedad
moderna que nos está devorando, que ellos han creado
y alimentan constantemente con su diligencia.
El refranero ha acuñado dos sentencias muy conocidas
respecto a este hecho. La primera dice "Al que madruga
Dios lo ayuda", eso puede ser entendido como un chiste
de humor negro, cuando se piensa que los hombres de hoy
día, directa o indirectamente, se despiertan dispuestos
a traicionar, mentir, murmurar, calumniar, robar, destruir,
etc., con el beneplácito y el patrocinio de las entidades
oficiales en medio de la aprobación general.
El segundo refrán ha dado título a esta nota
y dice: "No por mucho madrugar amanece más temprano".
En él se advierte la oposición al anterior,
aunque se lo nota mucho más elaborado ya que niega
de hecho la simplona creencia literal que el primero sustenta
y aparece como una clara sentencia a uno de los errores
(pecados) más grandes y difundidos de los contemporáneos:
el de que a través de las acciones de los hombres
va a poder lograrse lo que siempre ha sido llamado, inversamente,
la Gracia de Dios.
"El espíritu sopla donde quiere" puede
leerse en el texto sagrado. Sí, donde quiere el espíritu
y no donde determinan los hombres, o en cualquier lado,
por azar, como podría comprender un literal, o un
'justo' muy madrugador. Un proverbio chino dice: "Al
abusar de la eficacia se producen violencias".
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