LA PUERTA DE LA LOGIA
Puesto que el acceso a la Iniciación exige, además
de condiciones anímicas y psicológicas, una
firme determinación de la voluntad y una dedicación
disciplinada que entraña espíritu de sacrificio,
la puerta de una logia ha de ser simbólicamente "estrecha".
Dice el Maestro Plantagenet, en una de sus sustanciosas
Charlas iniciáticas en Logia de Aprendiz, que "el
profano sólo ha de poder entrar en el Templo pasando
por una puerta estrecha y baja, que no pueda franquear sin
agacharse.Ese gesto le recordará que, muerto a la
vida profana, renace a una nueva vida a la que accede de
manera semejante a la de un niño que viene al mundo".
Naturalmente, el símil evoca, además, las
dificultades materiales reales de las ceremonias de iniciación
que se llevaban a cabo en la Antigüedad, tanto en Tebas
como en Menfis o en Eleusis. La realidad actual es que sólo
en el ritual de iniciación se simula una puerta de
esas características.
La puerta del templo, que es, como se ha dicho, la puerta
de Occidente, queda flanqueada por las columnas de Hiram.
Sobre ella figura un frontispicio triangular, y sobre éste
suele hallarse un compás con las puntas hacia arriba,
evocando la aspiración masónica de reflexión
en torno a cuanto penetra en el mundo de lo abstracto (lo
que hay "arriba", simbólicamente).
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