RITOS Y SIMBOLOS EN FRANCMASONERÍA
Una de las características esenciales de la francmasonería
es el empleo de ritos y de símbolos. El ritual efectúa
una separación del mundo exterior, definiendo un
espacio, un tiempo y un curso de acción sagrados.
Los símbolos tienen una función análoga:
los iniciados los conocen y comparten este conocimiento
entre ellos. Las palabras, gestos y atributos simbólicos
aglutinan al grupo por la emoción común que
ellos evocan a menudo. Uno se siente participar en una tradición
que parece existir desde tiempos inmemoriales, y que se
refiere a una gran unidad de todo lo que existe.
Aparte de la emoción estética, un símbolo
puede llevar en sí conocimiento. La francmasonería,
¿no fue antiguamente descrita como un "sistema
moral, velado en alegorías e ilustrado por símbolos"?
Un mensaje puede pues haber sido colocado bajo un símbolo,
ya por asociación inconsciente, ya después
de un proceso de reflexión consciente. Muchas de
estas cosas se ha perdido, lo que no facilita en nada la
entrada en el centro de los símbolos.
Sucede que todos los conocimientos esotéricos del
pasado que se encuentran en los símbolos no son igualmente
intemporales. Una parte no se dirigirá más
que aquellos que creen en Dios, y otra parte habrá
perdido posiblemente su significación para todos.
Pero por otra parte la tradición masónica
contiene preciosas intuiciones que pueden enriquecer a todos
los se abren a ello. Para esto, es necesaria la voluntad
de buscar, sea para descubrir laboriosamente el sentido
oculto en el aparato simbólico o ya para "reconocerlo"
repentinamente. El que pueda participar así de una
antigua verdad concerniente al hombre, Dios o el cosmos
no puede sino profundizar más en sí mismo.
Tal es la espiritualidad de la francmasonería, una
religiosidad bastante amplia para contener el racionalismo,
el agnosticismo y el ateísmo. Una tal francmasonería
espiritual es la verdadera heredera de lo esotérico-operativo
que la precedía. Ella es la única en ser digna
de la etiqueta de "especulativa" (es decir "reflexiva"
o "investigativa"). Según las Constituciones
de Anderson, ella busca la "religión con la
cual todos los hombres están de acuerdo". 275
años después las Constituciones de Anderson,
esta religión comprende también al ateo que
profesa un humanismo sin Dios. El francmasón ateo
de hoy no transgrede el espíritu de las Constituciones.
Esto es solamente el hecho de los que allí ven una
ley fundamental indiscutible, y dan la prioridad a la letra
antes que al espíritu.
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