.MATRIMONIOS
DE CONVENIENCIA |
El mestizaje
comenzado a través de la cesión voluntaria inicial y la posterior
saca violenta de mujeres indígenas también suele ser presentado
con una pacífica evolución posterior hacia el matrimonio
cristiano entre mujeres mestizas y hombres españoles, origen de
una población mestiza con identidad propia, que es hoy la población
paraguaya. En el origen de esta parte formal del mestizaje hay un matrimonio
de conveniencia ideado por el gobernador Domingo Martínez de Irala
entre cuatro capitanes que eran sus enemigos políticos (partidarios
de Alvar Núñez Cabeza de Vaca) y cuatro de sus hijas mestizas,
a cambio de perdonarles la vida . Con ello Irala desactivó uno de
los conflictos que amenazaban su dominio sobre las tierras a las que había
llegado. Este hecho suele ser presentado como la genial inspiración
de un conquistador para dar origen a la raza paraguaya. Como ejemplo basta
un párrafo de una historiadora:
En el concepto de Irala,
si las uniones eran una necesidad biológica, también se imponían
como un acto político, y con visión genial decretó
la unión de dos razas que con el correr de los años convirtieron
los grupos genéticos aborígenes, en una composición
demótica .
Es la continuación
lógica de la versión romántica de la conquista y el
mestizaje. Estas primeras uniones formales continuarán principalmente
entre españoles y mestizas y entre mestizos y mestizas, mientras
la población aborigen iba siendo “reducida” o asimilada.
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CAIDA
DEMOGRAFICA Y DISOLUCION DEL MUNDO INDIGENA |
La génesis
de la población paraguaya está indisolublemente unida al
decaimiento y disolución de la población guaraní originaria,
ya sea por muerte o por asimilación cultural al nuevo orden de la
colonia. Entre otros factores, la apropiación masiva de la mujer
indígena es uno de los elementos centrales de este hecho. Bartomeu
Melià nos dice que si bien a efectos censales y estadísticos
se podría suponer que hubo un verdadero genocidio de los indios
guaraní, en realidad lo que aconteció en Paraguay fue una
disolución de la población guaraní:
... aun habiendo ocurrido
muchas muertes no naturales entre los guaraní, hay que reconocer
que parte de la población indígena dejó de serla al
migrar social y políticamente a la categoría de español,
y después de paraguayo, transformación para la cual no le
era necesario ni mestizarse -aunque muchos lo hicieron-, ni menos cambiar
de lengua. La casi totalidad de “españoles” y de paraguayos siguió
hablando guaraní .
Escapa a este trabajo la
exposición de las complejas estimaciones demográficas en
las sucesivas etapas de la conquista, la colonia y el periodo independiente,
pero lo cierto es que la población indígena que hoy habita
el Paraguay está estimada en apenas un 1,19% sobre la población
total del país y pertenece a 17 diferentes etnias, agrupadas en
cinco familias lingüísticas.
La falsa historia de amor
fantaseada para los orígenes de la población paraguaya es
una de las marcas de la ideología patriarcal y nacionalista en el
Paraguay, que prefiere olvidar el sufrimiento de las mujeres y de la población
indígena como factor central de su propia existencia.
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EL
DULCE IDIOMA DE LA MADRE |
El Paraguay
contemporáneo es considerado un caso muy especial de bilingüismo,
ya que la mayor parte de su población habla el guaraní, la
lengua de los dominados. Como ya se ha visto, este hecho no tiene como
justificación la pertenencia a la población indígena
propiamente dicha —que culturalmente sigue siendo indígena—. El
guaraní predominante es un “guaraní paraguayo”, diferente
del que hablan las etnias pertenecientes a la familia lingüística
tupí guaraní, que evoluciona además hacia una especie
de “tercera lengua” o jopara (que significa mezcla, en guaranÌ),
con variedades actuales de español guaranizado o guaraní
españolizado, según la carga de uno u otro idioma.
Los datos censales de 1992
indican que el 37% de la población paraguaya es monolingüe
guaraní, el 50% es bilingüe (español y guarani), apenas
el 7% es monolingüe español y el 6% habla otros idiomas. Esto
significa que el 87% de los habitantes del país hablan el idioma
heredado de los indígenas. Existe en Paraguay un debate extenso
sobre las características del bilingüismo paraguayo, calificado
como diglósico por las diferencias de poder atribuidas al manejo
de las lenguas en cuestión. Obviamente, el poder en este caso radica
en la posibilidad de uso del español, aun cuando el guaraní
es hablado también por las élites económicas y políticas
del país.
Las mujeres paraguayas han
jugado un rol fundamental en la transmisión de la lengua guaraní,
como base femenina del mestizaje, entre otros factores, como la influencia
de las reducciones jesuíticas y el aislamiento del país en
sucesivas etapas de su devenir. Nuevamente este papel de las mujeres como
transmisoras de la lengua se convierte en una de las marcas culturales
utilizada frecuentemente con un sentido acrítico y soñador.
El discurso dominante olvida los enormes dispositivos de poder y represión
desplegados en torno al idioma mayoritario.
El idioma guaraní,
símbolo de orgullo y de identidad para paraguayos y paraguayas,
el dulce idioma de la madre, ha sido frecuentemente vilipendiado, asociado
a la barbarie y al atraso, objeto de innumerables atentados, como prohibiciones
de uso tanto en el siglo pasado como en el actual y la alfabetización
exclusiva en español. Las mujeres paraguayas han sido en gran medida
responsables de la pervivencia del idioma, no solamente de la transmisión
inicial en el contexto del mestizaje, sino también de otros varios
elementos de la cultura indígena guaranítica, en una silenciosa
y no planeada resistencia a la cultura dominante . El guaraní es
de enseñanza obligatoria recién desde la Reforma Educativa
establecida en 1993 y es considerado como lengua oficial del país,
juntamente con el español, a partir de la Constitución de
1992. Pero, el monolingüismo guaraní es todavía un factor
de discriminación social y político en el Paraguay.
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RESIDENCIAS
Y RECONSTRUCTORAS |
La guerra contra
la Triple Alianza (1865-1870) marca otro hito histórico en la configuración
del lugar de las mujeres en el Paraguay. La catástrofe que en términos
demográficos significó esta guerra determinó nuevamente
que las mujeres pasaran a ser el factor fundamental de reconstrucción
y repoblamiento del país. Aunque existen grandes diferencias en
las diversas estimaciones de la pérdida poblacional, hay coincidencia
en que el país quedó no sólo arrasado y en ruinas,
sino además con una población compuesta principalmente de
mujeres, niños y niñas, ancianas y ancianos y escasos hombres
adultos, gran parte de ellos lisiados de guerra. Otra guerra, de consecuencias
poblacionales menos dramáticas, contribuye a mantener por largo
tiempo la predominancia femenina de la población paraguaya, la del
Chaco contra Bolivia (1932-1935). Esta predominancia femenina se pierde
recién en el último censo de 1992, cuando los registros indican
que la población masculina ha sobrepasado levemente a la femenina.
La guerra grande, como también
se llama en el Paraguay a la de la Triple Alianza, profundiza las marcas
culturales del sufrimiento y la resignación para la mujer paraguaya,
por una parte, y por otra, la magnifica en el rol de reconstructora de
una nación destrozada. Nuevamente en ambas imágenes profundamente
entrelazadas se conjugan los lugares de la subordinación.
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LAS
RESIDENCIAS Y LAS DESTINADAS |
La historia
oficial, transmitida en los colegios y repetida hasta el cansancio en Paraguay,
exalta la sumisión de la mujer representada por las damas que voluntariamente
apoyaron la guerra (olvidando que varias de ellas seguramente habrían
sido perseguidas de no hacerlo o fueron obligadas a sumarse a la donación)
y por las residentas, mujeres que con el resto de la población civil,
principalmente niños, ancianos o impedidos, seguían el penoso
tramo final del ejército luego de la evacuación de las ciudades.
Se resalta el sacrificio y la abnegación de las paraguayas que donaron
sus joyas, recordando principalmente a las damas de la sociedad capitalina
que iniciaron el gesto , a pesar de que en realidad mujeres de los pueblos
lo repitieron e incluso, cuando no tenían alhajas que entregar,
ofrecían especies, gallinas, cigarros, alimentos. Otras muchas,
sobre todo las humildes, pidieron se les permita empuñar las armas.
Aunque no se aceptó enviarlas a la lucha, en las postrimerías
de la guerra muchas mujeres también se vieron en el frente de batalla.
Se ha hecho creer a la población
actual que las residentas prefirieron heróicamente este destino,
pero lo cierto es que esas mujeres envueltas en la tragedia no podían
optar por una mejor situación, condenadas al hambre en las poblaciones
arrasadas o a ser consideradas traidoras por delitos propios o de sus parientes
y a ser destinadas a sitios donde sufrían torturas y muerte. La
amnesia fomentada por el relato interesado de los hechos ha logrado idealizar
la imagen de las residentas y olvidar a las destinadas, cuyos dramáticos
testimonios deslucen la acartonada figura del “héroe de la nacionalidad”
Francisco Solano López, conductor de la guerra . La residenta simboliza
la abnegación de la mujer paraguaya, junto con las siempre reconocidas
fortaleza y valentía. |
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