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PROYECTOS Y ESTUDIOS SOBRE LA MUJER RURAL
La importancia del sector rural en nuestro país, como ya se señalara al inicio del artículo, explica por qué gran parte de los proyectos y programas están dirigidos a este sector. Tanto desde el Estado, a través de sus distintas instituciones como de organizaciones de la sociedad civil y de la Iglesia Católica principalmente, se han venido implementando desde la década de los sesenta diversos proyectos y programas que tienen como objetivo el desarrollo rural. 
Un estudio dado a conocer en el año 1996 realizado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación identificó en el período 1985-1995 un total de 124 proyectos dirigidos al sector rural, de los cuales 18 tienen a la mujer rural como beneficiaria directa. Las modalidades que se han empleado para incorporar a la mujer en los proyectos de desarrollo varían de: a) aquellos proyectos específicamente para mujeres; b) proyectos más amplios con componente mujer y c) proyectos generales que hacen provisiones explícitas para asegurar la participación tanto de hombres como de mujeres. 
Las modalidades de intervención de los proyectos dirigidos a la mujer implementados en el país en las tres últimas décadas han ido cambiando de acuerdo a los distintos enfoques predominantes en las diversas etapas. En la década de los setenta, el modelo clásico de extensionismo rural prevalece en las acciones llevadas a cabo desde el Estado, a través de las instituciones encargadas del sector rural. En este enfoque las mujeres eran receptoras de servicios tales como: nutrición, salud, mejoramiento de la vivienda, huertos, manualidades, etc. El rol reproductivo de la mujer es considerado como el principal, por lo tanto todas las acciones están dirigidas a fortalecer este papel. Los conocimientos y las capacitaciones técnicas son administrados al varón identificado como el beneficiario de este modelo.
A finales de la década del setenta y principios de los años ochenta se implementan en el país los Proyectos de Desarrollo Rural Integrado (PRI). Estos buscaron enfrentar simultáneamente distintos problemas técnicos, de infraestructura, salud, educación, organización. En este enfoque la mujer es incorporada como un componente más de la estrategia sin tener en cuenta sus especificidades. De nuevo su rol productivo es ignorado, lo que dio como resultado que el impacto de estos proyectos sobre la situación de la mujer rural fuera ínfimo. 
Los proyectos de generación de ingresos o productivos empiezan a desarrollarse en el país recién a mediados de los años ochenta. Surgieron especialmente como respuesta a la poca valoración dada al papel productivo de la mujer en el ámbito rural y con el objetivo central de potenciar la capacidad generadora de ingreso de la mujer. El interés principal es el de erradicar la pobreza y en esta perspectiva la mujer es considerada como la población meta para evitar que la pobreza aumente. 
La inclusión del enfoque de género en los proyectos dirigidos a las mujeres del sector rural recién se concreta en el país a comienzos de la década del noventa . La perspectiva de género se integra, a partir de entonces, en varios de los proyectos diseñados y ejecutados para la mujer rural. No obstante, es importante señalar que no siempre estos proyectos han sido capaces de llevar adelante cambios que signifiquen alteraciones en las relaciones de desigualdad entre el hombre y la mujer. Esto se ha dado principalmente porque si bien estos proyectos definen sus objetivos dentro del marco de la perspectiva de género, sin embargo, en la práctica éstos no lograron —por distintas razones— llevar adelante las transformaciones necesarias en la situación y posición de la mujer rural. Así muchos de estos proyectos con perspectiva de género no pasan de ser —en su implementación— muy similares a los realizados en las décadas del setenta y ochenta. 
La Secretaría de la Mujer creada en 1992 y puesta en marcha en 1993, es la instancia a nivel del Estado que proyecta su acción con el fin de lograr que la perspectiva de género se implemente realmente en todas las actividades, proyectos y programas llevadas a cabo en el ámbito gubernamental. En ese sentido, varias son las acciones realizadas hasta la fecha y en lo que concierne específicamente a la mujer rural se firmó en el año 1995 un convenio con el Ministerio de Agricultura y Ganadería que tiene como objetivo principal promover la incorporación de la perspectiva de género en las políticas, planes, programas y proyectos existentes y por implementarse en el Ministerio. Otra herramienta fundamental es el “Plan Nacional de Igualdad de Oportunidades para las Mujeres 1997-2001” , que enfatiza muy especialmente el facilitar el acceso de las mujeres rurales a los servicios y recursos productivos.

REFLEXIONES FINALES
En este punto es primordial señalar que cualquier acción dirigida a la mujer rural, debe necesariamente responder al sentir de las propias mujeres y a un estudio serio sobre su situación. El enfoque del problema debe ser amplio, de tal forma a atender la heterogeneidad de su realidad. Un cambio en la situación económica de las familias rurales es un hecho fundamental pero no necesariamente cambia las relaciones ni la posición de la mujer dentro de ellas. Es por ello que damos énfasis a la inclusión de la perspectiva de género en todos los planes, programas y proyectos para que de esa forma se den cambios efectivos en su situación. 
Esta rápida mirada de las principales características de la situación de la mujer rural como también de los programas y proyectos dirigidos a ellas nos sirvió para acercarnos a su realidad. Realidad que con dolor y esperanza nos describe doña María, de Caaguazú, con las siguientes palabras: “...el peor problema de las mujeres campesinas es que no hay trabajo, y no estamos preparadas, no tenemos estudios. Por eso la mayoría de las chicas van por las ciudades a buscar trabajo. Los jóvenes ya no quieren continuar en la agricultura. Los padres también no queremos que nuestros hijos sufran más como nosotros hemos sufrido...”
Esta situación de marginalidad que afecta a ambos sexos se da, sin embargo, de manera más contundente en la mujer, debido especialmente a las pautas socioculturales discriminatorias existentes. No se visualiza el importante rol que las mujeres cumplen en este sector y esto se traduce en la poca valoración que se le da a su papel en el ámbito productivo, resaltándose sólo aquellos aspectos que tienen que ver con su rol reproductivo
En el área rural las cifras indican una mayor presencia de hombres que de mujeres. Este desbalance se debe principalmente a las menores oportunidades de empleo existentes para las mujeres- en el ámbito rural lo que impulsa a una migración femenina mayor hacia los centros urbanos
No obstante, es importante señalar que no siempre estos proyectos han sido capaces de llevar adelante cambios que signifiquen alteraciones en las relaciones de desigualdad entre el hombre y la mujer. 
Un cambio en la situación económica de las familias rurales es un hecho fundamental pero no necesariamente cambia las relaciones ni la posición de la mujer dentro de ellas. Es por ello que damos un énfasis a la inclusión de la perspectiva de género en todos los planes, programas y proyectos para que de esa forma se den cambios efectivos en su situación.
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