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.Caminos
posibles de creatividad
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Se necesitará cada vez más desarrollar la creatividad innata de los niños, de los jóvenes y de todos los que tienen que mirar, tanto el hoy como el mañana, con un pensamiento positivo, con fe en sus propias fuerzas para vencer los obstáculos y resolver los problemas que se presentan constantemente.
Lo
difícil es detectar a los potencialmente creativos antes de que
hayan tenido la posibilidad de crear. Y la educación formal, en
la mayoría de los casos, no fomenta la capacidad de crear en los
alumnos y enfatiza la adquisición de informaciones más que
el desafío de la búsqueda de respuestas originales.
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Olga Blinder
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Un estudioso de la creatividad decía, ya en 1953, que “a finales del siglo XX y principios del XXI se necesitarán seres humanos inteligentes, trabajadores y productivos, que gocen de la vida; serán necesarios nuevos conceptos sobre educación; la humanidad deberá ser más humana y deberá conservar a los seres humanos íntegros en una sociedad dominada por la máquina”.
Ahora, cuando faltan menos de 60 días para el año 2000, seguimos preocupados por los mismos temas, a los que se suman otros, arrastrados por la tecnología y la globalización. Y para enfrentarlos se necesitará cada vez más desarrollar la creatividad innata de los niños, de los jóvenes y de todos los que tienen que mirar, tanto el hoy como el mañana, con un pensamiento positivo, con fe en sus propias fuerzas para vencer los obstáculos y resolver los problemas que se presentan constantemente.
Todo eso nos lleva a reflexionar sobre la esencia de la creatividad y en qué se diferencia de la inteligencia. Aunque los especialistas que estudian la inteligencia y la creatividad consideran que existe una correlación, ésta no es absoluta. Se suele decir que las personas muy creativas son inteligentes, pero no siempre las muy inteligentes son creativas en el mismo grado. Es evidente que es más fácil descubrir a los altamente creativos cuando ya dieron nacimiento al producto de su creación. Lo difícil es detectar a los potencialmente creativos antes de que hayan tenido la posibilidad de crear. Y la educación formal, en la mayoría de los casos, no fomenta la capacidad de crear en los alumnos y enfatiza la adquisición de informaciones más que el desafío de la búsqueda de respuestas originales.
En 1979 la revista TEMAS que publicaba el IMESI (Instituto Médico Psicológico) me hizo una entrevista sobre el aspecto que estoy retomando ahora y a una pregunta sobre la educación formal y los docentes, con relación a la creatividad, mi respuesta era que las maestras siempre han sido creativas y que cuando de menos recursos disponen más creativas necesitan ser para lograr algo positivo con los alumnos. “No necesitamos más que pensar en una maestra que da clases bajo un árbol porque no tiene un aula. Esa maestra nos puede servir de ejemplo tanto para lo “sí” creativo como para lo “no” creativo. ¡Qué creativa necesita ser una maestra para dar sus clases en esas condiciones mínimas y poder trasmitir su creatividad! Porque en ese caso lo que ella está trasmitiendo a los alumnos es su propia creatividad. ¡Y qué limitada su creatividad cuando no aprovecha esa misma circunstancia para desarrollar la creatividad de los niños!”. “Una maestra que no es creativa difícilmente va a valorar los resultados creativos de los niños y generalmente esos alumnos son castigados por no prestar atención. Están más inspirados y motivados por el árbol, las vacas o los gusanos y las arañas que por la clase de botánica o zoología, fría y con láminas, que les están dando.”
Pasaron 20 años y afortunadamente se ha llegado en nuestro país a una Reforma de la Educación que tiene en cuenta que no es posible seguir aplicando métodos que apuntan sólo a la transmisión de informaciones, porque esas informaciones muy pronto dejan de ser útiles. Es evidente que lo que todo ser humano necesita es desarrollar su capacidad de pensar y esa capacidad se desarrolla aplicando métodos que motiven a los alumnos a buscar sus propias respuestas a los problemas que se les proponen, basándose en los conocimientos que ya poseen.
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A principios de los años .70 en el Colegio Cristo Rey se aplicó el método de la Educación por el Arte, que se estaba usando en algunos Jardines de Infantes, para integrarlo en la Educación Formal. Se comenzó por trabajar con las maestras que aceptaron hacer la experiencia, aclarándoles que eso significaba un cambio radical en los métodos que estaban acostumbradas a usar. Y por ese motivo tendrían que trabajar horas extra para programar, diariamente, las actividades que cubrirían, en forma transversal, todo el programa. La experiencia duró sólo tres años porque la intervención que el gobierno aplicó al Colegio dejó trunca la experiencia. Pero a pesar del poco tiempo en que se pudo aplicar, y sólo en los primeros grados de la primaria, los resultados fueron evidentes: muchos de los alumnos que hicieron sus primeros grados en esa época en el Cristo Rey se destacan actualmente en sus profesiones por su notable creatividad.
La experiencia que continúa y crece es la que se está aplicando en el Taller de Expresión que comenzó a funcionar en 1976, el mismo año en que se intervino el Cristo Rey, y continuó como Jardín de Infantes hasta 1996. Desde ese año se convirtió en Escuela en la que se aplica la Educación por el Arte en todas las áreas de la educación formal, buscando el desarrollo pleno de la creatividad de los niños que asisten a sus aulas, dentro de los lineamientos de la Reforma Educativa.
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