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...Después de siete meses
¿No supimos, no pudimos o no quisimos?

“En mitad de la tormenta, y aunque sea peligroso, es necesario poner el piloto en automático y retirarse al camarote a pensar. Sobre todo cuando en el barco van muchas personas que miran buscando en mí demasiadas cosas. Por ejemplo, esperanza para seguir. Por ejemplo, un gesto que haga recapacitar a los que tienen el poder. Por ejemplo, ideas que puedan germinar en el desierto en el que sobrevivimos".
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Francisco de Paula Oliva, S.J.

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A siete meses de marzo del 99 reina entre nosotros un desencanto que crece por día. “No es que esperáramos milagros, pero tampoco esperábamos tan pocos resultados”. A los tres meses lo expresaba ya con una imagen del fútbol: “No acabamos de meter goles en el arco”. A los cuatro meses, comparaba al Paraguay a una típica carreta de dos ruedas. Una rueda era la ciudadanía. La otra, la clase política. “La carreta no avanza si esta rueda, símbolo, de los políticos, en lugar de redonda se está volviendo cuadrada”. A los cinco meses, alguien me dio otra imagen: “El Paraguay es como un barco al que los piratas conquistaron y se lo llevaban secuestrado. Pero el Pueblo lo recobró. Y contrató a una tripulación de emergencia. El problema está en que ésta tripulación, desde los comienzos, parece haber considerado al barco como propiedad suya y no del Pueblo”. Y ahora, nos preguntamos: ¿Por qué esto sucede así?
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.“No supimos”
En buena parte es verdad. Toda dictadura larga y todo estado de pobreza severa no solamente ataca al estómago y a la libertad sino también, y mucho, a la inteligencia. Nos acostumbraron a ser sumisos y a no pensar, porque para eso teníamos al que pensaba y decidía en nombre de todos nosotros. Existieron hombres y mujeres que se libraron de esta dependencia, pero el dictador pronto se preocupó de sacarlos del país o de la vida. Paradógicamente la actitud interna en los partidos hizo lo mismo exactamente con sus miembros que despuntaban. Salvo muy raras y pocas excepciones nos faltan políticos jóvenes menores de 35 años. Y en todas las edades nos faltan verdaderos estadistas que piensen por un período de futuro. El 28 de marzo necesitábamos mentes jóvenes y nuevas preparadas para iniciar una nueva etapa. No supimos, porque no eran demasiados los que estaban suficientemente preparados.
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.“No pudimos”
Por supuesto que fuera del profesionalismo oficial de los partidos había personas, que privadamente se habían escapado de esa atonía general. Pero, el entorno oficial partidario se notó algo bien triste. La ciudadanía, en marzo, en buena parte, se había despertado. Sin embargo, la clase política pareciera que no se diera cuenta de lo ocurrido. Y, sin consultar al Pueblo ni a los que luchamos en la plaza, hicieron lo de siempre: considerar las cuotas de poder como “botín de guerra”. Y vinieron las componendas y las repartijas y las envidias de colores y de movimientos internos en cada partido. De esta manera, aunque habían personas bien preparadas, no pudieron aportar su valía porque la ambición partidaria no les dejó sitio en el Gobierno.
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.“No quisimos”
Y no me refiero a los que estuvimos en la plaza o a los que se unieron a nosotros desde todo el País. Desde el comienzo, el mismo día 28 de marzo, dije a un medio de comunicación que se necesitaban “vasijas nuevas para este vino nuevo, este ímpetu y compromiso nuevo con el Paraguay que acababa de nacer en la plaza”. Por supuesto no quisieron los restos abundantes del oviedismo, lo cual no es de extrañar. Pero, lo que no comprendemos muchos es como prevaleciera la voluntad de algunos políticos convencidos de que el gobernar era todavía como dirigir una estancia propia y en provecho propio, frenando así la voluntad eficiente de crear el Paraguay Jaipotáva. No quisimos, porque todavía son otros los ideales que anidan en los corazones de muchos paraguayos y paraguayas que tienen poder e influencia.
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.¿Tenemos futuro?
Es la pregunta candente que me hago en este paréntesis “de mi camarote”
A favor existen razones que me hablan de un futuro como Pueblo. Dios quiere que seamos felices, que crezcamos como seres humanos en estos años de vida en la madre Tierra. Y esto no es un regalo que nadie nos dará. Lo tenemos que conseguir nosotros unidos con nuestras mismas fuerzas. Y a esta realidad, destino y unidad, la llamamos la Nación y el Estado paraguayo. Esta decisión asumida ha sido expresada en la plaza con palabras, con heridos y con jóvenes que dieron sus vidas.
En contra existen razones que, paradógicamente, se apoyan en la sin razón de muchos seres humanos. El sistema neoliberal con sus “recetas” no acierta a ayudarnos en lo que verdaderamente necesitamos de verdad. La ambición de dictadores y egoístas nos legó un Paraguay destrozado. Añádase a todo esto la ambición, y el egoísmo de bastantes políticos. Finalmente, la falta de cultura de buena parte de nuestro Pueblo nos hunde en engaños y manipulaciones y nos mantiene desunidos y destrozados.
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.¿Por dónde comenzar?
Me he dedicado a recomponer las piezas de este rompecabezas. Les confieso que nada conseguí. Es demasiado problema.
Sin embargo existe un dato biológico, que puede modificar substancialmente todo el planteamiento. Sea cual sea la miopía de nuestros políticos, hagan los planes que hagan, insistan todo lo que quieran en mantenerse en el poder y conducir al Paraguay a su capricho, de aquí a diez años, serán desbancados generacionalmente por una juventud que irrumpirá masivamente dando un cambio de 180 grados a todo el país.
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.“La juventud es la clave”
Lo escribo con miedo. Porque la juventud es también como una moneda de dos caras. Una ya está acuñada por lo malo que ya les hemos enseñado los mayores. Por reacción o por imitación, buena parte de la juventud, o buena parte de todo joven, es ya imagen y semejanza de los adultos.
Pero, existe la otra cara. Todavía no tocada. Virgen. Siempre en peligro de ser contaminada, pero siempre abierta a lo nuevo, a lo valioso, al futuro. Es la única oportunidad fuerte a la que conviene arriesgarlo todo. Pero, ¿qué significa eso?
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.“No se trata de…”
No se trata de jugar con la juventud. Ocurre que estamos en tiempos de emergencia grande. Y no podemos esperar años a que se forme y, luego, nuestra juventud actúe. Vamos un poco contra reloj. Es ya hora de que la juventud se haga presente en la Vida y que, acompañada de los mayores y estos de ella, pongamos en marcha al Paraguay. Serán las primeras generaciones de jóvenes del siglo XXI en el Paraguay a las que les cabe la inmensa tarea de dar un corte a lo caduco y corrupto, de soñar en lo nuevo y de comenzar a ponerlo en práctica y a vivirlo. Y solamente con una enorme libertad de espíritu, sinceridad y compromiso seremos capaces de ello.
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.Posdata
Me han preguntado el por qué del título en primera persona del plural y no en tercera. Y tienen cierta razón. Sin embargo, al ponerlo así he querido hacer notar algo interesante. Una especie de “mea culpa”. Si la ciudadanía, después de marzo, lo hubiera querido con más fuerza, si hubiera controlado más, si hubiera participado intensamente en seguirle la pista desde el comienzo a los que tienen el poder, el resultado hubiera sido “supimos, pudimos, y quisimos”. Y el Paraguay estaría mejor ahora a los siete meses.
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