. ...Nuevos Lugares para soñar alternativas “No
sabemos cuando realizar el sueño, Margot
Bremer rscj |
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Sabemos de sobra que las alternativas son mucho más que pura resistencia
contra una situación inhumana; significan más que una mera
oposición a un sistema de injusticia. La vida nos enseña
que las alternativas nacen de un profundo deseo que llega hasta el fondo
de nuestro corazón, allí donde se gestan nuestros sueños
más escondidos. Parecido a la utopía, el sueño tampoco
tiene lugar aún, y sin embargo se distingue de ésta esencialmente
por su presentación en imágenes en vez de ideas. Se suelen “despertar” los sueños en momentos críticos, situaciones límites que nos quitan el “sueño” para dormir. Ha llegado este momento para Paraguay. Creíamos el año pasado, en la semana del marzo paraguayo, de que por fin había llegado la aurora despúes de la oscuridad de la noche. Pero nos equivocamos. El no-amanecer para llegar al pleno día, nos ha abatido. En esta noche tan prolongada, hemos aprendido a reaccionar de otra manera, y eso de forma irreversible, frente a visiones totalizadoras, presentadas como “única” solución. Parte de este nuestro avance se lo debemos a la entrada consciente en la nueva época de la posmodernidad. Con eso queda algo definitivamente caducado. El pasado con “sus mitos racionalistas ya no convencen, se descubre el lado oculto de sus sueños y el fraude de sus utopías y se denuncia el fracaso de la razón totalizante”(1). Los pobres ya descubrieron que son manipulados por proyectos que se presentan como globales, sin tener en cuenta a las personas concretas con su vida cotidiana, pues “tensamente orientados al futuro olvidan el presente”(2). No cabe duda, que este cambio de época convoca a un cambio de paradigmas. Al salir de la modernidad, nombramos, con poca creatividad, a la época que nos toca vivir, “posmodernidad”. ¿Será una mera reacción antimoderna? Es difícil juzgarlo pues todavía carece de identidad propia, aparenta oposición, pero nos podemos equivocar. De todos modos asume posiciones menos ambiciosas y se abre a nuevos sujetos que emergen de la periferia: las culturas y teologías indígenas y afro, lo femenino y cuestión de género, la juventud, lo holístico, lo ecológico, lo afectivo, lo diverso; en total: se abre a lo otro que estaba ausente en el horizonte del modernismo. “De hecho, diariamente, ciertos pueblos oscuros y olvidados de América Latina, construyen versiones poéticas de sus realidades postergadas, capaces a veces, de conjurar la muerte y seguras siempre de reafirmar el deseo. Son utopías vigentes que aún pueden convocar lo imposible. Son utopías distintas: tal vez no señalan el porvenir, como lo hacen las utopías modernas, y sueñen con orígenes recurrentes, con pasados por venir o futuros ya sidos... Además el hecho, de sacudirse del peso de los desengaños ajenos, implica desde ya un cierto valor impugnador, quizás el indicio de alguna otra utopía”(3). Ahí está la cuna de las alternativas latinoamericanas. Se palpa un modo de pensar tan distinto que llega hasta lo ontológico: pues la nueva ontología sustituye lo estático por lo procesual y dinámico; lo aislacionista y lo materialista por lo idealista. Se asoma una nueva comprensión del mundo y de la vida. Hoy buscamos, en vez de la totalidad, la alteridad, la que puede llevar a muchas sorpresas. Alteridad posibilita pluralidad e implica complejidad. La alteridad quita la neutralidad y nos invita a entrar en relación. La vida nos enseña que las alternativas nacen de un profundo deseo que llega hasta el fondo de nuestro corazón, allí donde se gestan nuestros sueños más escondidos.
Pues justamente interrelacionar lo diverso, creando redes, es el desafío
de nuestros días. Éstas son nuevas realidades. Es un momento
de rupturas con posibilidad; sólo ella da la capacidad de alternativas.
Necesitamos mucha identidad; sólo ella da la capacidad de ser fieles
y coherentes(4). 1. Desde abajo Jesús se presenta en el Evangelio como alternativa de una nueva humanidad. Para concientizar a su pueblo en vistas a esta posibilidad, él comienza desde muy pequeño. Su obligatorio árbol genealógico que debe garantizar la “pureza” de su sangre judía, ya comienza con ciertas irregularidades que le identifican como entre los “pequeños”. Él no lleva solamente el nombre de Abraham, que legitima ser fuente de bendición para todas las naciones (Gen 12, 1-4), sino también lleva los nombres de cuatro mujeres no-judías. Estas tomaron iniciativas poco convencionales y algunas incluso concibieron sus hijos fuera del ámbito doméstico tradicional (Tamar y Rahab: cananeas; Betsabé: hitita; Rut: moabita). No satisfacían en nada las exigencias de las leyes de pureza. Sin embargo, “fue a través de ellas que Dios realizó su plan” (5). La misma madre de Jesús, María, lleva la mancha de irregularidad, ya que queda embarazada antes de casarse. Jesús se presenta en el Evangelio como alternativa de una nueva humanidad. Para concientizar a su pueblo en vistas a esta posibilidad, él comienza desde muy pequeño.
Y con esta ascendencia poco respetable ante la Ley, Jesús comienza
desde muy abajo a poner en pie la esperanza de su pueblo. La mayoría
es pobre, excluida del reino por la misma Ley; además le falta vida
por todas partes: está enferma; son ciegos, sordomudos, paralíticos,
mancos y rengos; todos padecen una doble opresión: por una parte
por el sistema tributario del Imperio Romano y por otra parte por
el sistema religioso del Sanhedrín judío. 2. Desde lo pequeño
Simbólicamente Jesús refunda el Pueblo de Dios con doce discípulos,
con clara alusión a las doce tribus que formaron el primer Pueblo
de Dios. Así como aquél se constituyó a partir de
esclavos fugitivos, campesinos, pastores, herreros, etc. Así también
el nuevo pueblo es fundado por pescadores, ex-publicanos, etc.; gente pequeña.
Su parábola del grano de mostaza revela el principio de la historia
de salvación: comenzar desde lo pequeño como esta semilla
de donde brotará uno de los arbustos más grandes. 3. Desde la periferia
La mayor parte de su vida la pasa Jesús en el interior, recorriendo
la comarca de pueblo en pueblo. El centro de su anuncio no es la capital,
sino la gente marginada del interior. No se mete en los palacios de los
gobernantes, sino recorre las casas de la gente pobre. El arco de su vida
se extiende sobre la periferia: nació en las afueras de Belén
en un establo de ganado y murió fuera de Jerusalén en la
cruz. 4. Desde adentro
Hasta ahora, desde el colonialismo, todos los modelos de sociedad nos han
sido impuestos desde afuera: la república, la dictadura, la democracia,
junto con sus ideologías. También el pueblo de Jesús
ha vivido la imposición extranjera durante quinientos años
seguidos. Jesús se atreve a hacer memoria de la época de
la Confederación de Tribus, antes de la monarquía. ¿A dónde nos lleva esta reflexión?
La confrontación de nuestra época con la de Jesús,
el “Hijo del Hombre” e Hijo del Padre Dios, nos ha dado luz en la oscuridad.
Ley de la creación es que del caos nace la nueva creación.
Para salir de nuestro callejón del progreso perenne, del mercado
“divino”, del consumo individualista, etc, no queda otra alternativa que
recomenzar desde lo pequeño, desde abajo, desde la periferia y desde
adentro, pues “más vale encender una luz que maldecir la oscuridad”. Notas 1 Ticio
Escobar: Textos, Asunción 1992, p. 115. |