. ...La Universidad Católica Un pueblo que camina hace 40 años Gerónimo
Bellasai |
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Con la misión de servir al pueblo paraguayo desde una doble dimensión:
colaborar con la misión evangelizadora de la Iglesia, formando profesionales
capaces que respondan a las necesidades del país, los obispos de
Paraguay fundaron la Universidad Católica “Nuestra Señora
de la Asunción” en el año 1960.
Sus inicios fueron humildes, gracias al apoyo de un grupo de laicos denominados “amigos de la Universidad Católica”, se hizo posible la apertura de las dos primeras carreras en Ciencias de la Educación y Derecho. A lo largo de estos años la Universidad Católica fue recorriendo un largo camino, de ser una “pequeña familia” se convirtió en un “gran pueblo”; de ser una institución simple creció hasta alcanzar una gran complejidad, con una gran cantidad de servicios y a lo largo de todo el país. Solo por hacer referencia, citamos que además de Asunción se encuentra hoy en Ciudad del Este, Villarrica, Concepción, Encarnación, Coronel Oviedo, Pedro Juan Caballero, Carapeguá, entre otras ciudades; ofreciendo una amplia diversidad de carreras humanísticas y técnicas. Pero este recorrido lo realizó siguiendo un largo camino de luces y sombras, de fidelidades e infidelidades, de debilidades y fortalezas; al igual que el pueblo de Israel, al igual que la Iglesia toda, como todo grupo humano que tiene una misión de servicio a la humanidad, como todo grupo humano que busca a Dios. Durante estos años, no solo ha formado profesionales. Fiel a su vocación de servicio, juntamente con toda la Iglesia, en tiempos de la dictadura se ha constituido en refugio de cultura y espacio de libertad, acogiendo a muchas personas marginadas y perseguidas políticamente. Pero este esfuerzo ha significado el abrirse a muchos que no comulgaban plenamente con los ideales originales de la Universidad Católica y ha originado desgastes internos y tentaciones de desviarse de su vocación evangelizadora que es la única que garantiza la verdadera fidelidad a la sociedad a quien sirve. Al crecer, se ha tenido la tentación de quedarse en lo formal e institucional. Al integrarse a la sociedad paraguaya, ha absorbido muchos de sus vicios, inevitable en un proceso de verdadera “encarnación” en la realidad del pueblo a quién sirve; pero teniendo siempre claro que “su misión de servicio” le lleva a vivir una tensión constante entre las limitaciones propias de las personas que formamos parte de ella y la búsqueda de la excelencia en todo lo que ofrece, porque solo se puede anunciar el evangelio si se es fiel a las necesidades de la persona. Cuarenta años caminando, pasando por desiertos y oasis, al igual que el pueblo de Israel, cada generación debe aprender a no poner su confianza en cosas que son solo “medios”, a no poner su confianza en el dinero, en el poder, en el puesto de trabajo, en asegurar “mi cátedra”, ni siquiera en la excelencia académica; no porque estas cosas no tengan importancia, sino porque su verdadera fuerza, su única fuerza, es la fidelidad a su misión evangelizadora; la que le permitirá alcanzar humanamente y sanamente todas las demás cosas - la Tierra Prometida - sin que se conviertan en ídolos que le manipulen y desvíen del camino.
La Universidad Católica es un pueblo que camina desde hace cuarenta
años, buscando cumplir su misión de evangelización
y servicio, más allá de las limitaciones humanas, poniendo
su confianza en la fuerza de Dios que salva la historia del hombre. |