Aparentemente
toda la educación paraguaya se rige por un proyecto educativo de
consenso: la Reforma Educativa. Sin embargo, a través del “Plan
Estratégico de la Reforma Educativa Paraguay 2020”, ella sólo
abarca la Educación Escolar Básica (1º a 9º grados)
y la Educación General Básica (educación no formal
de jóvenes y adultos) (1). La primera se viene implementando hasta
el octavo grado. La segunda está casi exclusivamente en los papeles.
La
educación secundaria, la educación técnica, la universitaria,
e incluso, la de adultos, no forman parte de un proyecto renovado y se
guían en la práctica por lo que fueron las Innovaciones Educacionales
-elaboradas en la década del 70-, o por iniciativas muchas veces
originadas en sectores empresariales.
A
nivel oficial el proyecto explicitado se traduce en el Plan Paraguay 2020
con dos áreas: Educación Escolar Básica y la Educación
General Básica, orientado según lo acordado en la Conferencia
Mundial sobre Educación para Todos, celebrada en 1990 en Jomtien,
Tailandia, bajo los auspicios conjuntos del PNUD, la UNESCO, el UNICEF
y el Banco Mundial (BM) (2).
A
nivel del Viceministerio de Educación se manejan también
conceptos del Proyecto Delors, auspiciado por la UNESCO. En ámbitos
más reducidos, y para sectores privilegiados, están la Escuela
del Futuro, el sistema Abeka Book, y como complemento, el Programa Junior
Achievement, los Bachilleratos Internacionales...
El
Proyecto del Banco Mundial
Pero
es el planteamiento del Banco Mundial -apoyado por los préstamos
de ese banco y del BID-, el que ha cobrado mayor fuerza, particularmente
durante el gobierno del Ing. Wasmosy, que, conforme a los intereses del
sector empresarial dominante al que representaba, apuntó a un proyecto
de país acorde a lo sugerido por el Fondo Monetario Internacional
(FMI).
En
el transfondo del Plan Estratégico 2020 están estos planteamientos;
por eso es importante analizarlos en particular. (Debe señalarse
que incluso la elaboración del Plan Estratégico de la Reforma
-realizado a través de un Proyecto de Asistencia de la Universidad
de Harvard- fue financiado con un préstamo externo).
Si
de manera rápida debiera definirse el proyecto alentado por el BM,
éste sería el de ampliación de la cobertura de la
educación escolar básica hasta el noveno grado, mejorando
el rendimiento del sistema oficial en términos de costo-beneficio,
y la privatización de los niveles superiores de educación:
secundaria y universitaria. (3)
Frente
a este proyecto se levanta el que propugna la Educación Pública
Gratuita y de Calidad, que tiene carácter regional, y que en nuestro
país es planteado por la Organización de Trabajadores de
la Educación (OTEP).
A
diferencia del Proyecto Delors, que tiene una concepción más
humanista, el del Banco Mundial es más pragmático-utilitarista:
Apunta a la formación del “capital humano”, teniendo como criterio
la inversión orientada por el análisis de “costo-beneficio”.
La
concepción de educación
El
Banco Mundial considera que la educación “produce conocimientos,
capacidades, valores y actitudes. Es esencial para el orden cívico
y la ciudadanía y para el crecimiento económico sostenido
y la reducción de la pobreza. La educación es también
esencial para la cultura; es el principal instrumento de divulgación
de los logros de la civilización humana. Estos propósitos
múltiples de la educación hacen que sea un aspecto fundamental
de la política pública en todos los países”. (4)
El
propósito cívico de la educación, que “consiste
en que toda la sociedad comparta los mismos valores, está adquiriendo
más relieve a la luz de la liberalización política
del último decenio (...) incluye también la consolidación
de los gobiernos civiles democráticos de América Latina (...)
y la devolución del poder político a los niveles subnacionales
de gobierno en muchas regiones del mundo”. (5)
El
objetivo último es la puesta en práctica de políticas
económicas y sociales que el BM considera “racionales” como son,
siguiendo las recomendaciones del FMI: el ajuste neoliberal, el achicamiento
del estado -hoy conocido como “reforma del estado”, la privatización
de empresas públicas...
En
este sentido se afirma que “la investigación y la experiencia han
producido también una comprensión más profunda de
la forma en que la educación contribuye al crecimiento económico,
la reducción de la pobreza y el buen gobierno, que son esenciales
para poner en práctica políticas económicas
y sociales racionales” (6)
“De
modo más general, la educación contribuye a fortalecer las
instituciones civiles, a crear una capacidad nacional y a promover el buen
gobierno, que son elementos esenciales para la implantación de políticas
económicas y sociales racionales”. Y para comprender la racionalidad,
se indica “el papel que pueden desempeñar los gobiernos mediante
la aplicación de políticas financieras y administrativas
racionales que estimulen la expansión del sector privado y la mejora
del funcionamiento de las instituciones públicas”. (7)
Se
presenta así “el objetivo fundamental del Banco, que orienta su
labor en la educación igual que en todos los sectores: ayudar a
los prestatarios a reducir la pobreza y mejorar el nivel de vida a través
del desarrollo sostenible y la inversión en los seres humanos” (8)
Con
una visión individualista se señala que “las inversiones
en educación contribuyen a la acumulación del capital humano
que es esencial para lograr ingresos más altos y un crecimiento
económico sostenido” y que “especialmente la educación básica
(primaria y secundaria de primer ciclo) contribuye a reducir la pobreza
al aumentar la productividad de los pobres, reducir la fecundidad y mejorar
la salud, y al dotar a las personas de las aptitudes que necesitan para
participar plenamente en la economía y en la sociedad” (9)
Y
define la educación básica como aquella que “abarca conocimientos
generales como el lenguaje, las ciencias y las matemáticas y la
capacidad de comunicación, que proporciona la base para la educación
y capacitación ulteriores. Incluye también el desarrollo
de las aptitudes necesarias para desempeñarse en el lugar de trabajo”(10)
Los
supuestos
Los
supuestos que maneja la concepción del BM tienen que ver con la
vinculación de la educación con el crecimiento económico,
el mercado laboral, la reducción de la pobreza, la fecundidad y
la salud. En todos los casos subyace el análisis en términos
individuales -los beneficios para el individuo, lo social es “externalidad”-
y en términos de actuación frente a un mercado. Se plantea
la acomodación de los individuos a las condiciones sociales actuales
y sus tendencias, -y eventualmente el ascenso de algunos-; no a la deliberada
transformación hacia una sociedad más justa para todos.
La
educación y el crecimiento económico.
No
se trata del desarrollo social integral que implica la justa distribución
de los beneficios del mejoramiento económico. Y se basa en la “teoría
del capital humano” y en la consideración de la ”tasa de rentabilidad
de la inversión en educación”.
Dicha
tasa es algo “muy similar al de cualquier otro proyecto de inversión:
es un resumen de los costos y beneficios de la inversión aplicables
en distintos momentos, y se expresa como rendimiento anual (porcentaje),
similar al cotizado para las cuentas bancarias de ahorro o los bonos del
Estado” (11). Pero en esta concepción los cálculos se hacen
sobre la base de los individuos y a su nivel de ingreso, y no de las “externalidades
sociales” o beneficios secundarios derivados de la educación.
“La
educación contribuye al crecimiento económico, pero no lo
genera por sí sola. El crecimiento más fuerte se logra cuando
la inversión en capital humano y en capital físico tienen
lugar en economías con mercados competitivos de bienes y factores
de producción” (12).
El
razonamiento siguiente muestra la negación de los procesos históricos
y sociales que sirven de contexto al crecimiento económico en nuestros
países. “Las nuevas teorías sobre el crecimiento económico
indican que un ritmo más acelerado de cambios tecnológicos
aumenta la tasa de crecimiento económico a largo plazo. A su vez,
los cambios tecnológicos aumentan con más rapidez cuando
los trabajadores tienen un nivel más alto de educación. En
consecuencia, la acumulación de capital humano, y concretamente
de conocimientos, facilita el desarrollo de nuevas tecnologías y
es fuente de crecimiento autosostenido” (13). Si fuera así, Cuba,
con uno de los mejores niveles educativos estaría en camino de ser
una superpotencia económica, y Sudáfrica, un país
pobre. Pues en la realidad, la tasa de analfabetismo en el primero es de
4,3% frente al 18,2 en el segundo; la de mortalidad infantil, del 7,8 por
mil frente al 52,0 por mil; la esperanza de vida al nacer de 77,7 años
frente a 57,8 años, mientras que el Producto Interno Bruto per cápita
tiene una relación de 1 a 3: de 1.170 dólares en Cuba frente
a 3.160 dólares en Sudáfrica.
La
educación y el mercado laboral.
Se
parte de que las transformaciones producidas “en los mercados laborales
por las reformas económicas, la integración de la economía
mundial, los avances tecnológicos (especialmente en la tecnología
de la información) y las migraciones tienen importantes consecuencias
para la educación” (14). La educación en consecuencia debe
estar concebida para satisfacer la creciente demanda de “trabajadores adaptables”,
capaces de “adquirir fácilmente nuevos conocimientos, en lugar de
trabajadores con un conjunto fijo de conocimientos técnicos que
utilizan durante toda su vida” (15). Por otro lado, se asigna a la educación
superior sobre todo el respaldar la ampliación permanente del acervo
de conocimientos.
La
educación y la reducción de la pobreza.
Llama
la atención la omisión de un análisis de las causas
estructurales de la pobreza, y la concepción de la misma en términos
de carencias o necesidades básicas insatisfechas.
Se
afirma que “los bajos ingresos de los pobres son resultado en parte de
su dotación de capital humano relativamente más baja y en
parte de la discriminación en el mercado laboral” (16)
Incluso
citando como ejemplo al Paraguay se afirma que “la dotación de capital
humano explica en su mayor parte las diferencias de ingreso totales entre
los que sólo hablan guaraní y los que hablan español
en el Paraguay. Si las personas relativamente más pobres que hablan
guaraní en el Paraguay tuvieran el mismo nivel de escolaridad
que las que hablan español, las diferencias de ingresos desaparecerían”
(17)
La
creación de “capital humano” es concebida como la creación
y distribución de nueva riqueza. La educación podría
contribuir considerablemente a la reducción de la pobreza, pues
“confiere aptitudes, conocimientos y actitudes que aumentan la productividad
del trabajo de los pobres al acrecentar su producción como agricultores,
y cuando no hay discriminación, su acceso al empleo en los sectores
formal e informal.”(18)
La
educación y la fecundidad y la salud.
Se
señala el hecho de que la educación de los padres influye
en la utilización de servicios médicos y modificación
de hábitos higiénicos y en consecuencia influye en la menor
mortalidad infantil y la mejor salud de los niños.
Se
afirma que “la educación influye en la fecundidad a través
del aumento de la edad a que las mujeres contraen matrimonio y del mayor
uso de anticonceptivos”. (19) Asimismo, que cuanto mayor es el nivel de
educación de los padres, especialmente de la madre, menor es la
mortalidad materna y más sano es el niño.
La
rentabilidad de la inversión en educación, para el BM es
mayor en las mujeres que en los hombres. En el área de la salud,
en el caso de la mujer, la rentabilidad puede llegar a una relación
de 3 de beneficio por 1 de costo de inversión .
En
un llamativo cuadro se presenta el cálculo de los beneficios de
la inversión en educación de niñas en Pakistán:
el costo de la educación de 1000 niñas es de 30.000 dólares.
Los beneficios son de 88.000 dólares:
?
48.000 dólares por reducción de muertes infantiles evitadas
(60 muertes evitadas, a 800 dólares cada una)
?
32.500 dólares por reducción de la fecundidad (500 nacimientos
evitados, a 65 dólares cada uno)
?
7.500 dólares por reducción de mortalidad materna (3 muertes
evitadas, a 2.500 dólares cada una) (20)
Las
recomendaciones a los gobiernos
Partiendo
de que para la enseñanza eficaz según esta visión
existen ciertos requerimientos, según el BM los gobiernos pueden
ayudar a la calidad de la educación sobre todo mediante el establecimiento
de normas, el apoyo a los insumos que han demostrado mejorar los resultados,
la adopción de estrategias flexibles para la adquisición
y el uso de los insumos y la vigilancia del rendimiento. Y aclara que “sin
embargo, esas medidas no suelen adoptarse debido al peso de los gastos
en educación y de las prácticas de administración
existentes y de los intereses creados vinculados con ellos” (21). No deja
de ser interesante lo que plantea con respecto a los requerimientos del
aprendizaje (los cinco “insumos”):
1.
La capacidad y motivación del alumno para aprender.
2.
La materia que se ha de
3.
Un maestro que conoce la materia y puede enseñarla
4.
El tiempo necesario para aprender
5.
Las herramientas para la enseñanza y el aprendizaje
Por
razones de espacio, estas recomendaciones y otros puntos serán más
ampliamente analizados en una segunda parte del artículo a ser publicado
en nuestro próximo número.
Notas:
(1)
“En este área las acciones buscarán reconocer y potenciar
el saber hacer y la cultura popular y, a partir de la identificación
de las necesidades de las comunidades definir proyectos de acción
y programas de alfabetización y de educación básica.
(MEC: Plan 2020, pag. 28)
(2)
Declaración Mundial sobre Educación Para Todos y Marco de
Ación para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje.
(Conferencia Mundial sobre Educación para Todos, Jomtien, Tailandia).
Nueva York, WCEFA, 1990
(3)
En contraste con la posición tradicional, el nuevo presidente del
Banco Mundial, Sr. Wolfensohn ha indicado últimamente que la educación
superior debe ser objeto de preocupación para el sector público.
(4)
Armeane M. Choski, Vicepresidente del BM, en Banco Mundial: Prioridades
y Estrategias para la Educación. Washington, BIRF/BM, 1996, pag.
XI
(5)
Idem. pag. XI
(6)
Idem. pag. XI
(7)
Idem. pag XII
(8)
Idem. pag. XIII
(9)
Banco Mundial: Prioridades y Estrategias para la Educación. Washington,
BIRF/BM, 1996, pag. 1
(10)
Idem. pag. 2
(11)
Idem. pag. 22-23
(12)
Idem. pag. 21
(13)
Idem. pag. 22
(14)
Idem. pag. 27
(15)
Idem. pag. 27
(16)
Idem. pag. 30
(17)
Idem. pag. 30
(18)
Idem. pag. 30
(19)
Idem. pag. 31
(20)
Idem. pag. 34
(21)
Idem. pag. 7
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