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...ADONDE VA EL MERCOSUR

Luego de la devaluación de la moneda brasileña y del freno al crecimiento comercial intrarregional en los dos últimos años, se ha hablado insistentemente de relanzar el Mercosur. Al parecer la ocasión será la reunión de presidentes en Buenos Aires en junio próximo, cuando la presidencia del Mercosur sea transferida al Brasil.

 Fernando Masi


Muchas especulaciones, opiniones y análisis se han tejido en torno al destino del proceso de integración regional luego de la decisión brasileña de modificar su sistema cambiario. La Argentina propuso, en un primer momento la dolarización del Mercosur, y la administración Menem se mostró más afín a un acercamiento al NAFTA. Los brasileños han adoptado una actitud mas defensiva con respecto a los Estados Unidos y su proyecto ALCA, tratando de aunar esfuerzos en Sudamérica vía acuerdos de libre comercio para evitar un rápido desmantelamiento de barreras arancelarias frente a productos norteamericanos de alta competitividad.

Mientras tanto los conflictos comerciales intramercosur se multiplicaban teniendo como actores principales a Argentina y Brasil, y afectando de paso a las exportaciones de los países más pequeños. A pesar de la formación de una instancia de solución de controversias en el Mercosur, y a pesar de dos fallos importantes de esta instancia, los conflictos comerciales que se sucedieron durante todo el año 1999, volvieron a dar preeminencia a los arreglos bilaterales en un marco de acuerdo multilateral como es el Tratado de Asunción. Ello se explica, en parte, por la falta de acuerdos del Mercosur en una serie de normas técnicas, de calidad, sanitarias, etc. Pero también por la preferencia del Brasil hacia los arreglos bilaterales antes que multilaterales. Y sin el Brasil, el Mercosur no existe. Así lo hicieron saber los propios negociadores brasileños a los argentinos cuando “dejaron escapar” una noticia en la cual Itamaraty analizaba tres alternativas para solucionar la crisis del Mercosur en 1999. Una de ellas era la propia salida del Brasil del Mercosur.

Lo cierto es que el Mercosur no solo es una Unión Aduanera imperfecta (la armonización de aranceles externos estará recién completada para el 2006), sino que también no puede ser considerado como una zona de libre comercio completa. Ello es así desde el momento en que todavía existen dos rubros que no han alcanzado un arancel cero para el comercio intrazona y que esperan una solución: el azúcar y los automóviles. Sobre el primero la controversia es muy grande porque el Brasil no está dispuesto a terminar con los subsidios a la producción azucarera que distorsiona todo el comercio de la región. Por lo tanto, una solución no se avizora a corto plazo. Sobre el caso de los automóviles, se ha llegado a un acuerdo bilateral entre Brasil y Argentina, acuerdo que se desea imponer a los países pequeños. De todas maneras, el arancel cero para el comercio intrazona para automóviles solo será realidad en el 2005, conforme a este acuerdo, como también habrá un arancel externo armonizado para esa fecha.

Pero en el camino hacia una unión aduanera completa y al mercado común, los países de la región se han olvidado de negociar lineamientos básicos de armonización macroeconómica, necesarios para una cada vez mayor convergencia comercial. La armonización macroeconómica no se concreta a corto plazo. Pero si no se comienzan a dar los primeros pasos, los países podrán seguir adoptando medidas fiscales o monetarias en forma muy independiente, afectando eventualmente la competitividad de los socios, como ha sucedido últimamente con la devaluación del real. Se ha comenzado a hablar de una moneda única, meta a ser alcanzada en un plazo mínimo de diez años. Pero ello será posible siempre y cuando los países del Mercosur, especialmente los más grandes provean de mayor sustentabilidad y predecibilidad a sus cuentas macroeconómicas, especialmente en el campo fiscal. De hecho el proceso hacia una moneda única supone varios pasos a ser tomados en forma gradual. Sin embargo, el Mercosur se encuentra atrasado en este cronograma y recién en los últimos meses Brasil y Argentina han decidido iniciar una armonización de las cifras estadísticas de los indicadores macroeconómicos, primer paso para negociar cualquier política de armonización fiscal, o monetaria.

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El problema del Paraguay no se encuentra necesariamente en el proceso de integración regional, sino al interior de la economía nacional. Mientras nuestra oferta exportable se mantenga estancada y nuestras exportaciones contengan escaso valor agregado, poco es lo que se puede avanzar en el Mercosur o fuera de esta zona.

El desmantelamiento de las barreras arancelarias en el Mercosur a partir de 1995, ha provocado una cuadruplicación del comercio intrarregional, considerándose este hecho como el mayor éxito del Mercosur. Este aumento del comercio intrazona no ha significado que el mismo haya sucedido a expensas del comercio con el resto del mundo, que también siguió creciendo tanto en ventas como en compras, aunque en menor proporción. Sin embargo, los países y las empresas se han concentrado en demasía en la competencia intrazona, y se han olvidado que uno de los objetivos de la formación del Mercosur ha sido una mayor presencia de los países de la región en el comercio internacional. Constituyendo las exportaciones de los países del Mercosur un promedio no mayor del 15% del PIB de cada uno de ellos, la producción y las ventas siguen concentradas en los mercados internos, sobre todo en aquellos países grandes como Brasil y Argentina. El negocio permanece en los mercados domésticos. Así lo comprendieron las compañías extranjeras que se han llegado masivamente a la región en la década del noventa. El grueso de la inversión externa directa se ha orientado a la explotación de los mercados domésticos, inclusive en países pequeños como Paraguay.

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En una época en que las fusiones y complementaciones se suceden a diario, con el objeto de reducir costos y ganar mercados, este tipo de prácticas ha estado casi ausente en el Mercosur. Siendo los países del Mercosur competitivos en los mismos productos (agroindustriales y agroalimentarios), el comercio intrazona tiene un límite, pero no así el comercio con el mundo. Las exportaciones del Mercosur al mundo sobre el total de exportaciones al mundo (participación en el mercado internacional) han permanecido estancadas durante la década del noventa, pero no así las importaciones, de acuerdo a cifras de la CEPAL. La ausencia de complementaciones para exportar al mundo productos “Made in Mercosur” es uno de los factores principales que explica este estancamiento. Los países del Mercosur se han esforzado por ser competitivos y venderse unos a otros, pero se han  olvidado de las oportunidades de complementación para que esta competitividad no sea solo de entrecasa.
En los dos últimos años, el Mercosur se ha caracterizado por la inestabilidad de la economía brasileña y la suma de conflictos y barreras al comercio intra-zona. La armonización macroeconómica se ha retrasado, la complementación para la competitividad en el mercado internacional es escasa, y el proceso de integración no termina de cerrar la etapa de una zona de libre comercio, manteniendo una pierna como unión aduanera imperfecta.

Relanzar el Mercosur necesitará de una sobredosis de voluntad política de los gobernantes de los cuatro países, porque lo que se encuentra en juego no es solamente una integración comercial y oportunidades de negocios, sino la formación de un bloque capaz de negociar con fuerza con otros bloques en los múltiples foros que se han creado en la última década, y en los cuales el Mercosur se encuentra comprometido.

La posición de Paraguay

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En nuestro país varias voces del sector empresarial se han hecho sentir solicitando el retiro del Mercosur. La devaluación del real vino a agravar la ya recesiva situación económica del país. Pero a diferencia de los otros países del Mercosur, el Paraguay es el más dependiente del Brasil. En términos de exportaciones genuinamente nacionales, el Paraguay depende en un 30% del mercado brasileño. Pero si a estas exportaciones se agregan las reexportaciones, o triangulación de productos extranjeros, nuestra dependencia puede fácilmente aumentar al 70%.

Sin embargo, con o sin Mercosur, la medida adoptada por el Brasil hubiera afectado con igual severidad al Paraguay, desde el momento en que nuestro país era tan dependiente del Brasil antes de la firma del Tratado de Asunción (como exportador y reexportador) El Paraguay puede incluso retirarse del Mercosur sin ver reactivarse su economía. Peor aún, fuera del Mercosur, el Paraguay deberá pagar aranceles para colocar sus productos en mercados tan naturales e históricos como Argentina y Brasil.

El Paraguay debe diversificar sus mercados de exportación... Sería peligroso que nuestras exportaciones se sigan concentrando en el Mercosur. Pero ninguna diversificación de mercados funciona mientras no aumentemos nuestro valor industrial, y lo hagamos con las normas de calidad y competitividad.

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El problema del Paraguay no se encuentra necesariamente en el proceso de integración regional, sino al interior de la economía nacional. Mientras nuestra oferta exportable se mantenga estancada y nuestras exportaciones contengan escaso valor agregado, poco es lo que se puede avanzar en el Mercosur o fuera de esta zona. El Mercosur sirve al Paraguay por la apertura de mercados tradicionalmente cerrados como el argentino y brasileño. También sirve porque el Paraguay puede adquirir mayor poder de negociación internacional dentro de un bloque. Favorece la imagen internacional del Paraguay ser también parte de un bloque como Mercosur. Pero todo ello no significa que una política comercial del Paraguay deba construirse sólo por y para el Mercosur.

El Paraguay debe diversificar sus mercados de exportación. Debe, por ejemplo, mirar hacia el Pacífico y el Asia, debe aprovechar mas el mercado norteamericano y europeo, y de otros países latinoamericanos. Sería peligroso que nuestras exportaciones se sigan concentrando en el Mercosur. Pero ninguna diversificación de mercados funciona mientras no aumentemos nuestro valor industrial, y lo hagamos con las normas de calidad y competitividad. La industria de la sub-contratación o de la maquila es un esfuerzo que de concretarse estará definitivamente proveyendo de mayor valor agregado a nuestras exportaciones, al mismo tiempo de aumentarlas significativamente. Pero los esfuerzos no deben quedarse ahí. Aquí se imponen la modernización de las empresas, las alianzas estratégicas entre empresas del mismo sector, y entre estas y el estado como facilitador de negocios, para ir creando el clima favorable a las inversiones y a la competitividad. Hasta el momento, las políticas estatales de competitividad han sido aisladas y sin mucho empuje. 

Varias empresas hacen esfuerzos individuales para vender con éxito al Mercosur y el mundo. Pero el Paraguay necesita de un mayor compromiso con la producción, y una mentalidad exportadora. Mientras tanto, debatir sobre si el Paraguay debe permanecer o salir del Mercosur, continua siendo irrelevante.

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