. ...Democracia Vacia Otro intento de golpe que fue recibido con indiferencia por la inmensa mayoría de la población. La asonada del jueves 18 de mayo, con demasiados costados oscuros, no generó reacciones de movilización en defensa de esta precaria democracia. Carlos Martini |
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Abrumados por un desempeño económico muy malo y con pocas perspectivas de que este escenario se modifique substancialmente, más que en el patético desfile nocturno de tanquetas, el miedo social se concentra en la falta de trabajo, la inseguridad o el deterioro en los niveles de vida de los sectores medios. Menos de dos de cada diez paraguayos están conformes con el desempeño del sistema democrático. Es la proporción más baja en América Latina. Por otro lado, el 39% aceptaría en algún momento fórmulas autoritarias. El promedio en la región es de apenas el 17%. (Latinobarómetro 2000). El 65,2% cree que bajo la dictadura del gral. Alfredo Stroessner se vivía mejor. El 57,4% califica de mala o muy mala la gestión del presidente González Macchi (First Análisis y Estudio. ABC, mayo de 2000) El desempleo abierto era de alrededor del 6% en 1995. Hoy es del 16%, sin contar el subempleo que alcanza a no menos del 20%. Un tercio de la población está por debajo de la línea de pobreza. Menos de treinta jóvenes de los cien que comenzaron la primaria terminan la secundaria. Al tradicional sistema oligárquico de tenencia de la tierra se debe sumar el empobrecimiento de capas sociales extensas de pequeños agricultores, dado el agotamiento del modelo basado en el algodón, con sus vaivenes de precios. Con este panorama, la democracia que se ha estado construyendo en el país, que juntamente con Brasil, Guatemala y Panamá tiene las mayores desigualdades en el continente, es una democracia vacía (Alain Touraine). El paisaje no puede ser más desolador. A la sociedad fracturada entre la opulencia y la miseria se suma la impunidad sin grietas (desde la megaestafa al sistema financiero hasta los vaciamientos al Banco Nacional de Trabajadores, la pérdida de recursos económicos de la Seguridad Social, las licitaciones amañadas o sobrefacturadas hasta el narcotráfico, lavado de dinero, piratería y falsificaciones) y un sistema político altamente inestable que nos coloca a la altura del Ecuador. Ocho de cada diez programas de computadoras que se emplean en el Paraguay son falsificados. Hemos tenido tres intentos de golpe en cuatro años. Fatiga y dudas Top Esta
dilatada transición a la democracia nos ha llevado, hasta ahora
y en el mejor de los casos, a una democracia electoral. Los procedimientos
para elegir autoridades se han ido limpiando y no se puede dudar que los
comicios del 10 de mayo de 1998 fueron los más democráticos
de nuestra historia. Sin embargo, ni la Justicia funciona -y un Estado
de Derecho implica un mínimo de seguridad jurídica- y mucho
menos se ha conseguido algún grado de bienestar social. Todo lo
contrario. Es difícil que una democracia vacía tenga entusiasmos
populares. Allí están las raquíticas convocatorias
del llamado Poder Ciudadano, del Encuentro por la Civilidad o del acto
de plantar cruces frente a la Casa de la Cultura. Esta dilatada transición a la democracia nos ha llevado, hasta ahora y en el mejor de los casos, a una democracia electoral. Estamos construyendo una contradicción: una democracia sin ciudadanos pero con abundancia de marginalidad y delincuencia política. Una
semana después del intento de golpe se produce el verdadero golpe:
aumentan los pasajes, previo aumento del gasoil, y se premia a uno de los
gremios más ineficientes y que además abiertamente no paga
todos los impuestos que debe, el de los transportistas. |