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Estrategias electorales más allá del cargo

La figura del Vicepresidente, considerada habitualmente como florero, cobra en estos momentos una relevancia inusitada ¿Qué se pone en juego en Paraguay en esta oportunidad?

José Nicolás Morínigo


La elección para la Vicepresidencia del Paraguay tiene rasgos paradógicos. Si fuera por el cargo en sí, la elección tendría que haber pasado desapercibida, pero no es así. El clima político que se vive en todo el país genera posicionamientos políticos fuertes, enconadas discusiones y una cierta agitación colectiva que sin duda está indicando que en esta elección se juega algo más que un cargo, cuya función principal consiste en asumir el poder por las causas específicas que se plantea en la Constitución Nacional. Es decir, el Vicepresidente es una sombra que recupera su vitalidad cuando muere, renuncia o es destituido como consecuencia de un juicio político ante el Congreso el Presidente de la República.

El problema de la legitimidad

Pero esta elección se presenta como una suerte de venganza contra la misma realidad. Las circunstancias políticas crean las condiciones que obligarán al Presidente, por lo menos en la coyuntura inmediata, a escuchar con atención lo que expresa la ciudadanía a través del voto para la vicepresidencia. 
Dos hechos claves explican la peculiar situación: la forma de acceso al poder del Presidente Luis Gonzalez Macchi, que ante la doble acefalía producida por el asesinato del vicepresidente Luis María Argaña ( 23 de marzo de 1.999) y la renuncia del Presidente Raúl Cubas ( 28 de marzo de 1.999) accede hasta completar el periodo según una decisión de la Corte Suprema de Justicia. En consecuencia, su poder no deviene directamente de una expresión clara de la voluntad popular, sino es una consecuencia de una interpretación dada por la Corte para definir la cuestión.
El otro aspecto se refiere al agravamiento de la crisis económica, sobre todo el fuerte proceso de crecimiento del desempleo, la imposibilidad de continuidad de una economía de triangulación, que consistía en importar productos para reexportar al Brasil y la Argentina y el fin de la expansión de la frontera agrícola, que origina fuertes tensiones en el campesinado. La ausencia de políticas públicas, un déficit fiscal cada vez más acuciante y la carencia de un liderazgo capaz de enfrentar los obstáculos con lucidez, unido a casos de corrupción visibles que afectan a los círculos cercanos al Presidente. Por consiguiente, mas que nunca existe una percepción, conforme a los datos publicados por encuestas locales, que demuestran la posición crítica hacia el gobierno a la que una gran mayoría de ciudadanos lo califica 
como un mal gobierno.

Es decir, aun cuando la legitimidad de origen tenga un fundamento jurídico válido, la gestión del Presidente hace que tenga un débil consenso, razón por la cual las críticas del ala más ortodoxa de seguidores del general Oviedo, sobre la legitimidad de origen, se mantiene como un peligro latente sobre el poder presidencial.

En el marco de un proceso de institucionalización débil, con dos intentos de golpe militar, y la continuidad vigente del movimiento oviedista Unace, a la que sigue fiel una masa relativamente importante de afiliados al partido Colorado ( alrededor del 20 % según encuestas locales), ha dado a la campaña electoral un clima imprevistamente competitivo, mucho mas de lo que podría haberse esperado en los inicios de la misma.
 
 
 

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