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.EDITORIAL ELECCIONES VICEPRESIDENCIALES: Incertidumbres y Esperanzas |
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Las
pasadas elecciones han supuesto un hito en el Paraguay contemporáneo.
Es la primera vez que la ANR pierde en más de 70 años rompiendo
el tradicional mito de que colorado vota siempre colorado. Lo sucedido
el 13 de agosto, al tiempo que refleja la miopía y fanatismo político
de una cúpula colorada, es consecuencia de una concepción
del poder como un fin en sí mismo, destinado al lucro personal o
del propio clan y del rechazo cerril a compartirlo con otros. Tal como se produjo la victoria liberal, nos surgen no pocas dudas y temores sobre la futura gestión del nuevo Vicepresidente. ¿Qué significa que Franco haya ganado gracias al apoyo explícito oviedista? ¿Hasta dónde llega el compromiso de Franco con el exgeneral golpista? ¿Cuál y cómo será la contrapartida por los favores prestados...? La novedad de Yoyito Franco como Vicepresidente nos abre también algunas esperanzas. Hace tiempo que venimos tocando fondo y, más que nunca, se constata la urgencia de pasar del casi total desgobierno a la construcción de un orden mínimo que enderece nuestro caminar nacional. Se trata, simple y llanamente, de que el Gobierno comience a gobernar y esto significa, entre otras cosas, lo siguiente: 1. El ordenamiento de las políticas públicas: establecer una verdadera y justa jerarquización presupuestaria en donde la salud, la educación para todos, el trabajo, así como el apoyo real y efectivo al desarrollo del campesinado sean verdaderas prioridades políticas. La pobreza, muchas veces extrema, tomó posesión en todos los ámbitos de la realidad nacional. Cada día se siente de manera más aguda e hiriente, incluso entre la antigua clase media. Aumenta el desempleo, el trabajo informal, la mendicidad, los niños de la calle, así como el éxodo campesino a nuestros centros urbanos en busca de una ilusoria mejora de vida. La bochornosa situación de nuestros hospitales (Clínicas, Neuropsiátrico, etc.), los recientes tarifazos de ANDE Y CORPOSANA, las sucesivas subas de la canasta básica familiar o el clima de inseguridad, son otras muestras de un Gobierno lamentable; un Gobierno cuya preocupación principal ha sido la politiquería, de espaldas a las necesidades y angustias de la mayoría de la población. 2. El ordenamiento y la limpieza a fondo nuestras instituciones, especialmente de los poderes legislativo y judicial. Nuestro sistema de justicia es el primer foco de corrupción e impunidad en el país. Necesitamos ejemplos como los recientes de Argentina, que ventilen y hagan luz sobre los turbios negociados; que el parlamento deje de ser nido protector de impunidad. Necesitamos atacar a fondo el contrabando que sigue haciendo estragos sobre nuestra frágil industria nacional. Alienta a la esperanza la reciente intervención de Aduanas. 3. Tomar en serio las reformas básicas que el Estado necesita superando su identificación con la privatización de las empresas públicas. Se trata más bien de reducir los gastos superfluos, la burocracia esterilizante y hacer que las instituciones funcionen para el bien común, con la mayor eficacia y equidad. Hay que buscar salida para el enorme gasto público. Pero es preciso hacerlo con una visión social de proyecto de país, donde se tenga en cuenta no sólo el crecimiento económico, sino también del desarrollo integral en justicia y bienestar para todos. Es necesaria una reforma del país en perspectiva de ética solidaria, parcializada a favor de los desprotegidos y depauperados. El
arte de gobernar significa capacidad y eficiencia para abordar problemas
y crear soluciones. El Gobierno con su flamante Vicepresidente ha de decantarse
ante la disyuntiva de un comportamiento autista, centrado en mezquinos
intereses personalistas, de clanes familiares o partidarios o, por el contrario,
la unión de esfuerzos, más allá de las banderías
políticas, para la construcción de una nueva realidad nacional
en donde todos tengamos cabida. |