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¿QUE ES LA REFORMA DEL ESTADO?
La Reforma del Estado es un tema actualmente muy publicitado en Paraguay ¿No será que se habla de Reforma para no realizar la reforma estructural que necesitamos?.


Ricardo Franco Lanceta

1. Introducción, para entender el tema Entre los problemas artificiales que se agitan en el enrarecido clima de la sociedad política del Paraguay, se destaca el tema de la "Reforma del Estado". Nadie entiende de qué se trata, pero se lo publicita todos los días como la gran solución del problema nacional. No tenemos esa óptica ni, mucho menos, creemos que sea la prioridad del país y mucho menos del pueblo. ¿No será que se habla de Reforma para NO REALIZAR LA REFORMA ESTRUCTURAL QUE NECESITAMOS?. Esta es la cuestión. Veamos con mayor claridad para salir de tanta confusión interesada. La Reforma del Estado, tal como se viene planteando, asocia dos intereses bien determinados. De un lado la presión de esa crisis moral que dio en llamarse "Globalización de la Economía". Y de otro lado, pero cerrando el mismo esquema de intereses, reducir la reforma al negocio de la venta de las Empresas Públicas, a los monopolios privados de lucro. La sociedad política, hoy sumida en una crisis casi irreversible, debiera preocuparse más en trabajar soluciones a tantas demandas de justicia que hoy cicatrizan el cuerpo social del pueblo y menos en ser diligentes para impulsar propuestas que llegan del frente externo, con la única finalidad de desnacionalizar las instituciones de la República y mantener una democracia formal que no es representativa y que carece del poder moral de la participación comunitaria. Lo indudable es que hay una propuesta de Reformar el Estado, para que no haya Estado Social de Derecho como manda la Constitución Nacional. El problema que debe resolver la sociedad política, es el de la corrupción y su reaseguro en la impunidad. Pero, la corrupción se combate con hombres no comprometidos con actos de prebendarismos en lo económico y con actos de simulación, que es lo que viene ocurriendo en la Nación al sancionarse y promulgarse leyes cuya finalidad es dar mayor protección jurídica a los privilegios e intereses creados internos y externos, dejando al pueblo en estado de indefensión jurídica. Nada es más difícil en el país, que hacer respetar los derechos sociales del pueblo. Y nada más fácil que legalizar la corrupción. 2. Tesis para la Reforma del Estado. Las dos posiciones. Queremos que tenga vigencia el Estado Social de Derecho y que se gobierne para el interés general y no para los privilegios del egoísmo individualista. En este marco de reflexión, lo que institucionalmente corresponde es que el Estado retenga entre sus funciones y roles constitucionales, una función reguladora e impulsora del desarrollo nacional, en beneficio de toda la población. Sin embargo, la tesis que se promueve y se publica todos los días, es el retorno al individualismo egoísta, a la llamada economía de mercado y de libre concurrencia, que termina en formas monopólicas de control del mercado. Esta Reforma del Estado, en realidad es una contra reforma, que se pretende desarrollarla violando los principios que dan fundamento jurídico a la actual Constitución Nacional, que ya con su promulgación por la Asamblea Constituyente en el año 1.992, hizo la Reforma del viejo estado autoritario de la dictadura, en un Estado Democrático y con fuerte tendencia a dar protección al interés general. Por eso se definió como un Estado Social de Derecho y no como un estado individualista de derecho. Se pretende vincular la Reforma del Estado con la Globalización vendiendo a los monopolios de las transnacionales las últimas riquezas que aún conserva el país, sus empresas públicas; que sí hay que reformarlas para darles autonomía plena de gestión, separándolas del Gobierno y despolitizarlas y despartidizarlas, de manera que, sin corrupción y sirviendo la calidad de vida de la población, puedan competir, con capitales serios que deseen radicarse en el país y probar que, sin renunciar a nuestro patrimonio, somos capaces de competir en calidad y tarifas con los monopolios de lucro. Pero, esta Reforma que sí es perentoria, no se estudia desde los "cerebros" privatistas, pues son las empresas públicas, que no distribuyen dividendos al capital, las únicas que pueden compartir y regular el mercado en beneficio de usuarios y consumidores. Sin embargo, los "reformistas del estado", teóricos de la libre concurrencia, no admiten que la misma se practique en el mercado, pues, de lo que se trata y es lo que en definitiva debemos entender, es la entrega de todos los servicios públicos a los monopolios de lucro. Y eso nada tiene que ver con la Reforma del Estado, que implica simplemente que todas las Instituciones de los tres Poderes del Estado, funcionen con transparencia y eficiencia, cumpliendo con honestidad y patriotismo con sus roles Constitucionales. Esa es la Reforma que urgentemente necesitamos para salir de la crisis de inestabilidad en que vivimos. Simplemente cumplir y hacer cumplir con los preceptos Constitucionales. Y es lo que no se hace y no se quiere hacer. De dónde, debemos concluir, que la Reforma Privatista del Estado y sus leyes sancionadas y promulgadas, son todas subversivas de nuestro orden jurídico constitucional. Respetar, cumplir y hacer cumplir lo dispuesto en la Constitución Nacional, es la Reforma del Estado, que ya está formulada como un mandato Constitucional. En resumen, frente al problema, real o artificial, de la Reforma del Estado, se dan dos posiciones bien definidas en cuanto a filosofía del derecho y objetivos perseguidos. La corriente histórica que defiende la soberanía de la Nación y las libertades de las personas para una sociedad con menos desigualdades y más justas y la exógena que pretende confundir la libertad como fundamento ético de la justicia para los pueblos, con libertad patrimonial de comprar y vender cosas para que los mercados funcionen como un privilegio de los monopolios y con gobiernos plutocráticos. Es la "reforma" para el dinero, por el dinero y para el dinero. No importa que se la maquille con alta tecnología, que no producimos ni podemos comprar o con la modernización para que todo funcione mejor. Lo que no se dice es que lo que hay que cambiar es un sistema formalista que ya agotó su tiempo histórico y que sobrevive por inercia, industrializando una crisis de transición que no sabemos cuándo va a terminar. Hay que cambiar la mentalidad obsoleta de los políticos que sólo saben industrializar conflictos pero que carecen de sensibilidad, de seriedad y de responsabilidad para trabajar las urgentes soluciones que necesita el pueblo, para vencer la humillación de la pobreza y el agravio de la corrupción. 3. Reformas que sí necesitamos Los tres Poderes del Estado están inmersos en una burocracia infernal que castiga a toda la población. Se impone una Reforma de los Procedimientos administrativos, judiciales y legislativos, para que los asuntos públicos de interés general, sean atendidos con rapidez, eficiencia, equidad. Esta es la Reforma que necesitamos para modernizar el funcionamiento del Estado. Es un problema nacional, que debemos resolver los paraguayos con técnicos y especialistas paraguayos, que existen y de primer nivel. El Régimen Electoral debe democratizarse, estableciendo las listas abiertas para los Partidos y Movimientos Políticos y las Listas Uninomimales para la ciudadanía en general; de modo que ésta pueda participar en la designación de los candidatos que la representen sin la intermediación obligatoria de los Comités partidarios, dónde inclusive se compra la ubicación de candidatos a Senadores y Diputados en las listas cerradas. Primer acto de corrupción institucional que debe erradicarse por inmoral y por negar la libre participación del pueblo para votar sus candidatos. El Paraguay es una República Unitaria y no se justifica el Sistema Bicameral, propio de los Estados Federales. Debe reducirse a una sola Cámara o Congreso Nacional, de no más de 40 representantes con remuneraciones menores a las de un Ministro de Estado. Ser Representante del Pueblo, debe ser una dignidad ciudadana y una vocación de austeridad republicana. Debe restablecerse a la Corte Suprema de Justicia su plena autonomía y su potestad de organizar el Poder Judicial. No se justifican órganos como el Consejo de la Magistratura o el Jurado de Enjuiciamiento, que recargan innecesariamente el Presupuesto de la Nación, restan autoridad a la Corte Suprema de Justicia y, lo que es más grave, han terminado por politizar el Poder Judicial, cancelándole su Independencia, que debe ser absoluta. Se impone la creación de un Tribunal de Garantías Constitucionales y de Derechos Humanos, de manera que todo lo relacionado a garantizar los derechos fundamentales de las personas, sea de la exclusiva competencia de un Poder Judicial Independiente y de una Corte integrada por magistrados probos y consagrados al derecho. El debate sobre lo que debemos hacer mejor, debe centrarse en las demandas de legalidad y de desarrollo para el bienestar de la sociedad paraguaya. La globalización, esa gran ficción del mundo de la riqueza monopolizada, no resolverá nuestros problemas de pueblo pobre. El camino de la Reforma, no vendrá desde afuera, sino por la fuerza de un nuevo poder moral que permita que las Instituciones de la República funcionen con eficiencia y con dignidad. La experiencia nos indica que la globalización, ahí dónde se ha aplicado plenamente desregulando la función del Estado, aumentó las desigualdades, el frente de la pobreza y la tecnoestructura de la corrupción. En CONCLUSIÓN: El problema del Paraguay es la pobreza y la corrupción; necesitamos trabajar un nuevo modelo de país que supere esos agravios, con una política de desarrollo que ponga en el centro de atención la pobreza y la corrupción, de manera a crecer en el frente interno y negociar mejor con el frente externo. Todo lo demás es discurso interesado, crematístico. La Reforma del Estado, tal como se viene planteando, asocia dos intereses bien determinados. De un lado la presión de esa crisis moral que dio en llamarse "Globalización de la Economía". Y de otro lado...reducir la reforma al negocio de la venta de las Empresas Públicas. La sociedad política, hoy sumida en una crisis casi irreversible, debiera preocuparse más en trabajar soluciones a tantas demandas de justicia que hoy cicatrizan el cuerpo social del pueblo Respetar, cumplir y hacer cumplir lo dispuesto en la Constitución Nacional, es la Reforma del Estado, que ya está formulada como un mandato Constitucional. El camino de la Reforma, no vendrá desde afuera, sino por la fuerza de un nuevo poder moral que permita que las Instituciones de la República funcionen con eficiencia y con dignidad. El problema del Paraguay es la pobreza y la corrupción. Necesitamos trabajar un nuevo modelo de país que supere esos agravios, con una política de desarrollo que ponga en el centro de atención la pobreza y la corrupción.


 
 
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