PENSAR CON CABEZA PROPIA
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Es un antiguo problema de la educación paraguaya. Se nos enseñó a memorizar. A repetir. No se nos enseñó a crecer con autonomía. Ni en la elaboración de ideas propias pensadas con propia cabeza ni en la toma de decisiones con una ética y moral asimilada en libertad. UN TRISTE RESULTADO Y el fruto ha sido lamentable. Muchos nos hemos convertido en buzones, loritos, fotocopiadoras o altavoces. En estos casos todo parecido con una ser humano es pura casualidad. El buzón recibe mucha información, pero ni siquiera se entera de ella, porque exige recibirla en sobres cerrados. Solamente la están almacenando para otros afortunados. La fotocopiadora repite y repite y multiplica mil veces el mismo texto. Pero no tiene libertad para evaluarlo y corregirlo. Al loro otros le enseñaron a hablar, pero lo repite todo tan mal y sin sentido que causa risa. Y el altavoz se cree que tiene personalidad porque grita fuerte, pero no es capaz de poner nada de su parte. ESTO CONVENÍA A ALGUIEN Y todo esto no fue por pura casualidad. Experto nuestro Pueblo en soportar caudillos fuertes y dictaduras prolongadas, lo normal era prohibirle el pensar "con cabeza propia". Esto era molesto, disonante, y hasta subversivo. Lo cual significaba "comunista" y llevaba a quien lo practicaba al Departamento de Investigaciones de la Policía. De allí se salía vivo o muerto, pero siempre antes bien maltratado. Unos se exiliaban. Otros se amargaban. Muchos renunciaban a pensar. Y el caudillo y el dictador seguían siendo los "únicos" que pensaban. ¿EN DEMOCRACIA? A diez años del comienzo de la Democracia, o de lo que llamamos eso aunque no se le parezca mucho, la carencia del pensamiento propio sigue en vigor. En buena parte porque nuestro profesorado en buen número prefiere la antigua escuela de la dictadura de enseñarnos a memorizar. En parte, también, porque todavía existen quienes creen que es mejor y más tranquilo "repetir" lo de otros. Y, por supuesto, porque nuestros líderes en una inmensa mayoría asumen el serlo como sinónimo de tener la verdad y la obligación de transmitirla sin que nadie disienta. Por eso estamos en una democracia así con minúscula, apenas como un niño que empieza la adolescencia. PENSAR CON CABEZA PROPIA No es nada fácil iniciarlo. Necesita algo o alguien que nos impulse a hacerlo. Por ejemplo una biblioteca casera donde navegando se nos presentan interrogantes jamás escuchadas. Por supuesto que existen en este caminar por mares, en ocasiones bien bravos, naufragios y desgracias, pero... quienes se arriesgaron crecieron con personalidad. Sin embargo, el camino más común entre nosotros, es el del contexto humano. La escuela, el colegio y la universidad. Por supuesto, también la familia y la Iglesia. Por el sectarismo imperante, rara vez los partidos políticos. Se necesita que quienes nos rodean, con sus interrogantes, nos hagan pensar para responder. Lo que hacía Sócrates en Atenas, aunque él creyera que las ideas estaban innatas dentro de cada uno y no que se iban adquiriendo. Y se necesita, también como condición ineludible, un espacio de interiorización para poder crear una respuesta personal. Cosa que en una sociedad en la que las "penas" (de los empobrecidos) o la "velocidad" (de los enriquecidos) no lo permiten tan fácilmente. MENOS QUEJAS Y MÁS RESPUESTAS Las circunstancias adversas que vivimos nos están hundiendo en el pantano de la "queja". Esta brota por doquier y no nos faltan, por cierto, causas. Pero los frutos de ella son mínimos. Sería necesario que gastáramos al menos el 50% del esfuerzo realizado en respondernos a interrogantes que nos son capitales. ¿Es verdad que se concentra cada día más la riqueza en el Paraguay? ¿A quién le corre prisa la privatización?. ¿Es rentable privatizar en medio de tanta corrupción? ¿Es delito cobrar coimas por dar nuestras empresas a dedo a multinacionales? ¿Quién está impidiendo que salga la Reforma Agraria en el Paraguay? ¿Por qué seguimos votando siempre a los mismos a pesar de lo mal que nos ha ido con todos ellos?. Etc... etc... A nivel de la ciudadanía estos son los temas diarios de nuestras quejas. El arte sería convertirlos en el tema diario de nuestras opiniones y búsquedas de respuestas personales. Pero, esto presupone un entrenamiento anterior en la familia y en la Iglesia y en la escuela para, luego, continuarlo en el colegio y en la universidad y en la vida. En algo tan sencillo nos estamos jugando el presente-futuro Y por no hacerlo tan mal nos está yendo en este pasado-presente que estamos viviendo. Las circunstancias adversas que vivimos nos están hundiendo en el pantano de la "queja". Ésta brota por doquier y no nos faltan, por cierto, causas. Pero los frutos de ella son mínimos. |