AGRADECIMIENTO
Muchas veces
decimos que Acción sólo es posible gracias al voluntariado
intelectual de tantos amigos. Queremos dedicar un pequeño espacio
a agradecer esas múltiples colaboraciones.
Pero especialmente hoy queremos agradecer a la ONG Tierra Viva que amablemente
nos cedió las fotos de Patrik J. Buffe con las que hemos ilustrado
varios números de nuestra revista (nosotros olvidamos citar su
procedencia en el número de abril).
EDUCAR
Andamos siempre
en lo urgente. La actualidad desestabilizada de nuestra sociedad reclama
continuamente nuestra atención. Las conversaciones entre vecinos,
las primeras planas de la prensa, los comentarios que se dejan oír
en las diferentes emisoras de radio, andan siempre agarrados a la palabra
crisis, a la sensación de desesperanza, atados a un momento crudo
y a un porvenir a corto y medio plazo de mayor pobreza, mayor dolor.
En mitad de la Segunda Guerra Mundial, el papa Pío XII se asomó
a los micrófonos de la emisora Vaticana para pronunciar un radiomensaje
que ha pasado a formar parte del elenco de la Doctrina Social de la Iglesia.
Llevaba por título La Solemnitá. A lo largo del mismo no
se hacía ni una sola referencia a la situación de guerra
que vivía el mundo entero. Algunos interpretaron aquello como un
signo de la presión que las potencias del Eje ejercían sobre
el pontífice. Más bien parece que la pretensión de
Pío XII fue mirar más allá: quería hacer un
mensaje que preparase la postguerra, el mundo que vendría después.
No tenemos la pretensión de emular a Pío XII. Pero hablar
de educación hoy en Paraguay es poner el énfasis en la esperanza:
hay una sociedad paraguaya que está llamada a tener un futuro más
allá de la actual crisis social, política y económica.
La primera pregunta que nos hacemos es ésta: ¿Qué
mundo de valores orientan nuestra institución educativa? ¿Qué
modelo de sociedad suponen o buscan?
¿Y LA IGLESIA?
En nuestra
última Mesa de Análisis (reunión mensual de diferentes
especialistas en nuestros locales del CEPAG), nos preguntábamos
por el lugar social de la Iglesia. Muchas fueron las intervenciones importantes.
Una de ellas advirtió: Hay un lugar en el que la Iglesia puede
ser imprescindible: dar aliento a las ideas alternativas y solidarias
en un momento en que la crisis de la economía va a llevar a la
pobreza a un volumen cada vez mayor de la población. El análisis
social, político y económico que hacemos nos lleva muchas
veces a pensar que estamos al borde de la caída. Los rumores de
movilizaciones, de intervenciones militares, de sustitución consentida
o aprobada desde el Exterior, de retorno a formas autoritarias, nos sobrecogen
a todos.
No es extraño que muchos quieran ver a los obispos al frente de
un gran "alzamiento" popular contra lo que hay. En principio,
nadie puede objetar que la fe cristiana lleve a apoyar a quienes quieran
decir un fuerte "basta ya" a la actual coyuntura desesperanzadora.
De todos modos, propio es del cristiano discernir, distinguir. Muchas
veces aparece como bueno lo que luego se transforma en trampa del que,
usando lenguaje ignaciano, llamamos "mal espíritu". Por
eso, los cristianos tenemos que tener cuidado con el apoyo que damos a
determinados liderazgos o a ciertos movimientos. Hay quien quiere a la
Iglesia y a sus representantes únicamente como legitimadores de
una acción que les lleve a ellos a ejercer el poder. ¿No
sería ingenuo pensar que estos buscan el poder desde el respeto
a los valores del Nazareno?.
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