En
otras palabras, gastar mejor. La mejor asignación de los recursos
es una prioridad que debe ser plan-teada por todos los sectores teniendo
en cuenta las reducidas perspectivas de crecimiento económico,
que im-pactará negativamente en los gastos sociales.
Educación
El gasto
en educación fue el más importante en todo el período
1980-99. De hecho, aumentó su participación dentro de los
gastos sociales totales, de un 35,9% en 1980-84 a casi un 50% en 1994-99.
Representó en términos del PIB, un 4% en los últimos
cuatro años
El gasto en educación aumentó en todos los niveles educativos,
siendo el aumento en la primaria signifi-cativamente mayor. Así,
para el período 1994-1998, en promedio, la educación básica
absorbió el 56%, la se-cundaria el 27%, y la superior el restante
17%. En el año 2000, la educación básica absorbió
el 69% de los recursos, en tanto que la educación terciaria apenas
un 2.5%. El aumento de gastos en el sector educación estuvo asociado
con el incremento en el número de cargos públicos y de salarios.
A partir de 1989, cuatro de cada cinco funcionarios correspondió
al Ministerio de Educación (Benegas y Sauma, 2000).
Según se aprecia en el Gráfico 1, el número de maestros
aumentó en el período pero los salarios reales promedios
lo hicieron en mayor proporción. Como resultado, la relación
número de alumnos por docente se ha reducido, utilizando los registros
administrativos. El rápido crecimiento de los salarios reales no
se debe a un aumento de los salarios en general sino a un aumento de los
salarios de los maestros. Así, según el Banco Mundial (1997),
comparando con el salario de un trabajador promedio de la categoría
de profesionales y em-pleados técnicos, un maestro típico
de escuela primaria con título trabajando en dos turnos gana un
30% más. Aún más, la proporción del salario
de los maestros paraguayos en relación con los empleados urbanos
(ex-cluyendo personal doméstico) es uno de los más altos
comparado con varios países latinoamericanos.
Un análisis
más detallado del aumento en los cargos docentes refleja que entre
1990 y 1996, la proporción de los cargos calificados se redujo
de 71,2% a 67%. En otras palabras, la expansión en ambas variables
no produjo una mejoría en la calidad del personal (Benegas y Sauma,
2000) .
El Cuadro 1 muestra que los docentes contratados no fueron a las aulas
sino a las tareas com-plementarias (supervisión). Las contrataciones
de nuevos docentes en aula fueron destinadas principalmente a la educación
pre primaria, que entró a regir en 1998.
Si los aumentos en los salarios fueron importantes en el período,
y las contrataciones no re-flejan una mayor calidad, y destinadas mayoritariamente
en los dos últimos años otras tareas do-centes, puede colegirse
que los gastos en educación realizados en el Paraguay no se destinaron
directamente a mejorar la educación y son, en gran parte, gastos
"políticos". A manera de ejem-plo, en las nominaciones
de supervisores (que deben realizarse por concurso de méritos según
los lineamientos de la reforma educativa) las conexiones
políticas priman antes que la idoneidad, especialmente en las zonas
rurales.
Según
el Banco Mundial (1997), el costo de capacitación del MEC para
expandir la capacitación a los docentes sin tí-tulo, sería
de sólo US$1.3 millones. Sin embargo, el efecto sobre el monto
de salarios por cambio de categoría con título y sin título,
se elevaría a US$18 millones.
La distribución
de los cargos docentes por zonas geográficas para los años
1994-98 refleja el departamento Central concentra el mayor número
de docentes, seguido de Asunción y San Pedro (Anuario Estadístico
del MEC, 2000). La mayor contratación de docentes se realizó
para los departamentos ubicados en la zona norte del país: Concepción
(90%), San Pedro (74.9%) y Canindeyú (214%).
Un aspecto
que guarda relación con la contratación de docentes es el
de la cobertura. De hecho, en el Pa-raguay la cobertura de los programas
de educación inicial (3-5 años) aumentó, aunque sigue
siendo muy baja, es-pecialmente en la zona rural donde, en 1997, alcanzó
apenas 14,4% respecto a 31,9% en las urbanas (Benegas y Sauma, 2000).
Esto indica también, que si bien los departamentos con mayores
índices de pobreza absorbieron la mayor parte de las contrataciones,
se deberá analizar el lugar efectivo de prestación de servicios
a nivel municipal y distrital, de manera que se puedan corregir las desviaciones
y focalizar la atención en las zonas rurales.
El análisis de la contratación de Otros Docentes del sector
primario a nivel departamental (Cuadro A2 del anexo) muestra que los departamentos
de Canindeyú (466%) Concepción (287%), Itapúa (286%),
Caazapá (253%), Ñeembucú (209%), Alto Paraná
(205%) recibieron los mayores aumentos , aunque en al-gunos casos, a expensas
del número de Docentes en aula, como sucede en San Pedro. Esta
situación demanda atención pues se estarían privilegiando
cargos políticos en lugar de cargos efectivos, con lo cual es probable
que la calidad de la educación no mejore en la proporción
del esfuerzo realizado en materia de recursos finan-cieros y las necesidades
concretas de la a población, que se encuentra entre las más
pobres del país.
CONCLUSIONES
Si los aumentos
en los salarios fueron importantes en el período 1989-1999, y las
contrataciones no re-flejan una mayor calidad, y fueron destinadas mayoritariamente
en los dos últimos años a otras tareas docen-tes, puede
colegirse que los gastos en educación realizados en el Paraguay
no se destinaron directamente a mejorar la educación y son, en
gran parte, gastos "políticos".
El estilo de intervención del Estado en la actividad económica
del país tendrá que renovarse necesaria-mente en los próximos
años. No se trata de aumentar o de disminuir el rol del Estado
sino de aumentar su im-pacto positivo sobre la eficiencia y la eficacia
de todo el sistema económico y social del país. Los conceptos
básicos para orientar la política de gastos e ingresos son
las siguientes:
· Selectividad en las actividades del Estado.
· Simplificación y descentralización de las funciones.
· Promoción de la coordinación intersectorial.
· Promoción de la participación de la sociedad civil,
principalmente en cuestiones de sanidad en las áreas rurales y
la protección de recursos naturales y medioambiente.
El desafío que tiene el Paraguay es movilizar una masa mayor de
recursos tributarios para elaborar pro-gramas de impacto social sin caer
en el financiamiento ilusorio del endeudamiento externo o la inflación.
La reducción del nivel de gastos, a través del redimensionamiento
del aparato estatal y el aumento de su eficien-cia, permitirán
al país desarrollar una política eficaz de combate a la
extrema pobreza. Esto implica establecer cambios en la política
de ingresos tributarios, elevando la carga tributaria del país,
principalmente a través de la disminución de la evasión
tributaria y una ampliación de la base de contribuyentes al sistema.
Por otro lado, se debe lograr una mayor eficiencia en la utilización
de los recursos. La eficiencia consiste en producir los bienes y servicios
que la sociedad requiere con el menor costo posible. En este sentido,
se de-be evitar el desperdicio que ocurre por la ociosidad de los recursos,
las pérdidas que no se registran pero que ocurren de todas maneras
como consecuencia de la falta de estándares o patrones de construcción
de escuelas, centros asistenciales, los perfiles de componentes de insumos
materiales por unidad de obra, para poder con-trolar el gasto desde la
óptica del menor gasto público por unidad de servicio entregado
a la comunidad.
Finalmente, para mejorar la educación se debe erradicar la práctica
de los nombramientos políticos antes que la idoneidad, especialmente
en las zonas rurales, aumentar el número de docentes en aula y
realizar los nombramientos en base a un concurso de méritos según
los lineamientos de la reforma educativa. Asimismo, se deben dedicar recursos
a la formación de los docentes.
Si los aumentos
en los salarios fueron importantes en el período, y las contra-taciones
no reflejan una mayor calidad, y destinadas mayoritariamente en los dos
últimos años otras tareas docentes, puede colegirse que
los gastos en educación realizados en el Paraguay no se destinaron
directamente a mejorar la educación y son, en gran parte, gastos
"políticos".
El estilo de intervención del Estado en la actividad económica
del país tendrá que renovarse necesariamente en los próximos
años. No se trata de aumentar o de disminuir el rol del Estado
sino de aumentar su impacto positivo sobre la efi-ciencia y la eficacia
de todo el sistema económico y social del país.
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