EL GRAN NEGOCIO DE LA SEGURIDAD SOCIAL PRIVADA
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La Seguridad
Social es un Derecho Humano, según el artículo 22 de la
Declaración Universal (ONU) y el artículo XVI de la Declaración
Americana de los Derechos del Hombre (OEA), pero en la Organización
Mundial de Comercio (OMC) ya declararon a la salud y a las jubilaciones
y pensiones como "servicio". No caben dudas de que también
harán lo mismo en el Área de Libre Comercio de las Américas
(ALCA) que está siendo negociado actualmente. Estos Derechos Humanos,
que son parte del concepto global de seguridad social, están en
riesgo, porque ya se ha abierto el camino a la privatización de
la seguridad social, al menos en sus rubros más rentables como
los arriba citados. Incluidos y excluidos del sistema privado Estas empresas compiten
para seleccionar los "mejores riesgos", práctica que
el New York Times define como la selección "de personas por
lo general jóvenes y sanas y eluden a quienes podrían necesitar
tratamientos costosos". Operan en áreas urbanas, con la "crema
de la crema", como "empleados de bancos, compañías
de alta tecnología y de multinacionales importantes. No operan
en zonas rurales, donde los servicios de salud suelen ser escasos".
Agregamos que tampoco asegurarán a la gente de los barrios marginales,
pues es demasiado riesgo. Monopolios y millonarias ganancias "El año
pasado, Aetna y Cigna ganaron 800 millones (de dólares) o más
en sus negocios latinoamericanos de salud" sigue diciendo el periódico
neoyorquino, mientras agrega que el American International Group hace
crecer sus ganancias en un promedio de 20 por ciento cada año. El seguro privado es más costoso y también poco transparente En el rubro de las
jubilaciones y pensiones, las Administradoras de Fondos de Pensión
(AFPs), que son las empresas que reciben los aportes jubilatorios de la
gente y los invierte, nunca pierden dinero. Se calcula que el costo promedio
mundial del manejo de los fondos de jubilaciones en un régimen
similar al que tenemos es de entre el cinco y el diez por ciento. Entretanto,
las AFPs ya cobran, de entrada, un veinte por ciento. Si la operación
que hacen con el dinero del/la trabajador/a, resulta en pérdida,
ésta es descontada nuevamente de los haberes del asegurado. Así,
en 1998, en la Argentina, de cada 1.000 pesos que aportó un trabajador
durante el citado año a una Administradora de Fondos de Pensión,
le quedaron solamente 640 pesos. Así, el costo para el asegurado
llega a un treinta y seis por ciento, mientras en Chile se llegaron a
costos de hasta el cuarenta y siete por ciento. Cómo quieren acabar con el IPS Las verdaderas razones
para que grupos de dentro y fuera del gobierno paraguayo quieran acabar
con el IPS y con el sistema solidario y de reparto de la seguridad social
son, desde mi punto de vista, económicas. La posibilidad que ven
de enormes ganancias para sus privados bolsillos les hizo optar por la
estrategia de cansar a la gente, no resolviendo los casos de corrupción
e ineficiencia, diezmando los recursos financieros del ente, desahuciándolo,
para que la misma gente, al final, opte por cualquier otra alternativa.
Por eso decimos que, mientras la gente bombardea al IPS desde afuera,
hastiada de tantos casos que nunca son resueltos, hay una elite que la
está dinamitando desde adentro. Concluyendo Ana María Lagares, consultora de la OIT en temas de seguridad social ha llegado a preguntarse si las reformas producidas ( privatizaciones) "en la seguridad social eran irremediables o si, por el contrario, responden al deseo de agentes económicos, bancos y grupos empresariales, de gestionar volúmenes tan importantes de recursos como los que proporcionan las cotizaciones que se realizan a cuenta de los salarios percibidos por los trabajadores". La respuesta es obvia. Por su parte, Ernesto Murro, uruguayo, experto en seguridad social que incluso dio charlas a miembros del Parlamento paraguayo sobre el tema, sostiene que, en el debate sobre la seguridad social, perjudica tanto la opinión de quien quiere cambiar todo como la de quien no quiere cambiar nada. El sistema que tenemos actualmente puede ser perfeccionado. Según Murro, "hay que ir tocándolo progresivamente para ir transformándolo". Con los cambios hay que buscar el bienestar y la seguridad de la gente, no el lucro de las empresas. Se debe recuperar el significado original de la seguridad social como herramienta de justicia social y no como medio para favorecer a la gran empresa y para crear un mercado de capitales.
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